Hay un par de dichos populares que dicen: “Todo por servir se acaba” y “No es lo mismo los tres mosqueteros, que 20 años después”. Esas frases se pueden adaptar muy bien al paso del tiempo en nuestro cuerpo.
Aunque es una realidad que los cambios físicos los vamos a ver dependiendo de la forma en qué nos hemos cuidado o la genética que tengamos, el correr de los años no perdona.
Estragos de la edad, al pasar los 30 años
La mayoría de las personas comienzan a notar los estragos de la edad, una vez que superan los 30 años.
Cuando se “supera el tercer piso” aparecen cada vez más dolencias, molestas, tronidos y malestares.
La preocupación de las rodillas
Una de las preocupaciones más frecuentes de los treintones son las rodillas.
Con el paso del tiempo, las personas comienzan a notar más crujidos y dolores, que hace algunos años no aparecían.
¿A qué se deben los crujidos o tronidos de rodillas?
Pero, ¿a qué se deben estas molestias que atacan a las personas que andan en sus 30′s o mayores?
Para empezar, debemos de conocer que la rodilla es una de las articulaciones más grandes y complejas que tenemos en nuestro cuerpo.
Entre huesos, meniscos (estructura fibrocartilaginosa ubicada entre la rodilla y el fémur), ligamentos y tendones, se crea un gran engranaje que permite que nuestra articulación soporte todo el peso de nuestro cuerpo.
Por esa razón, las personas con obesidad también tienden a sufrir molestias y malestares en esta zona.
Y es que, según los especialistas, para hacer un cálculo, las rodillas soportan nuestro peso multiplicado por cuatro, para hacer su trabajo.
Teniendo eso en cuenta, los crujidos que se escuchan son producidos por un proceso que es conocido como cavitación, el cual no suele estar acompañado de dolor. Sucede cuando se da una diferencia de presiones en los gases que conforman parte del líquido sinovial, que está encargado de lubricar articulaciones y evitar el desgaste.
Entonces, las burbujas explotan con el movimiento de las piernas; el gas se libera y da lugar al crujido articular.
Si se dan cuenta, éstos se dan con más frecuencia, luego de largos periodos de descanso, ya sea sentado o dormido. También pueden aparecer cuando cambian de postura, al subir o bajar escaleras o hacer movimientos bruscos.
Se recomienda hacer ejercicio
El ejercicio físico hace que las articulaciones generen más lubricación, por lo que es beneficioso y disminuye este tipo de chasquidos.
Lo cierto es que cuando los crujidos van acompañados de dolor, debe ser una alerta para que acudan con algún médico especialista, ya que puede ser que estén rozando las estructuras óseas.
También se puede deber a que el cartílago articular se adelgazó, lo que deriva en una posible artrosis de desgaste.
Así, que si ya pasaron la barrera de los 30 años y sus rodillas crujen, pero sin dolor, no deben espantarse, pues es parte de nuestra naturaleza, movimiento y desgaste.