A presidio perpetuo más otros 15 años de cárcel condenó el Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Chillán a un hombre acusado de violar a su hijastra y crear una red de pedofilia para que otros sujetos cometieran el mismo crimen.
Este hombre, un profesor particular y teólogo adventista de 14 años, violó a su hijastra desde los 8 años hasta que ella cumpliera 19. Él creó una red en donde incitaba a otros hombres a que también abusaran de la menor.
Durante la investigación, la Fiscalía analizó más de 16 mil imágenes y 130 videos de connotación sexual. En este mismo caso, se identificaron a otros 13 hombres involucrados en este horrible crimen, según lo consignado por T13.
Durante la jornada de este sábado 14 de diciembre, el tribunal condenó al teólogo a “penas de presidio perpetuo por violaciones y abusos sexuales reiterados más otros 15 años de presidio por almacenamiento y producción de material pornográfico infantil obtuvo la Fiscalía de Chillán en contra de M.A.O.B, el principal imputado en una red de esta naturaleza que tuvo como víctima a una joven que sufrió estos delitos desde los 8 años y durante una década en Chillán”.
“Otros cuatro acusados también fueron condenados en juicio oral, a los que se suman 9 imputados ya condenados en procedimientos abreviados a penas que suman 5 años de presidio para cada uno”, se agregó desde un comunicado del Ministerio Público.
Las declaraciones del fiscal
En relación a este caso, el fiscal Richard Urra declaró que “el trabajo que se realizó por la unidad de delitos sexuales de la Fiscalía Regional y de la Brigada de Delitos Sexuales (Brisex) de la PDI fue muy intenso, profesional y acucioso”.
Para llegar a esta sentencia, “se analizaron más de 16 mil imágenes y 134 videos de connotación sexual, más de 600 conversaciones por redes sociales, más de 60 días de interceptaciones telefónicas y múltiples declaraciones para obtener la condena de todos estos imputados”.
“Es importante destacar que el tribunal acogió la circunstancia comisiva que planteó la Fiscalía, esto es que la víctima estaba incapacitada para oponer resistencia, pero ésta no era una incapacidad física, sino que psicológica”, añadió el fiscal.
Urra explicó que la teoría que se planteó es que “el imputado principal, al llegar a temprana edad a la vida de la víctima, cuando ella tenía 8 años, la empieza a programar para que entendiese que las conductas a las cuales fue expuesta eran normales y fue así que logró aprovecharse, tanto él como los otros condenados, de esa programación que generó en la víctima”.