Por diversas características de la vida o algún tipo de problema de salud física y mental, millones son las personas las que no son capaces de realizar el tiempo estimado y recomendado de descanso nocturno. Lo niños no quedan exento a dicha problemática, situación que trae muchos inconvenientes en su crecimiento, formación y en cómo afrontar su día a día en distintas actividades, como, por ejemplo, en el ámbito escolar.
Efectos de un mal dormir
Desde décadas atrás se conoce los efectos negativos por el mal dormir, destacando entre sus factores el mal funcionamiento del cuerpo humano, en especial cuando se trata de las condiciones físicas y mentales. Sin embargo, con el pasar del tiempo se han conocido nuevos detalles que ayudan a entender un poco más otras consecuencias que se pueden generar en la salud a mediano y largo plazo.
Por el trastorno del sueño, desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) se estima que entre el 25-30% de las visitas al pediatra se asocian con algún problema del sueño. Para poder ser detectado especialistas recomiendan prestar atención a los cambios de comportamiento, detectar si hay un aumento del nivel de actividad habitual, si bajó el rendimiento escolar, si se queja de dolor de cabeza o si hay somnolencia diurna, todos síntomas de un mal dormir.
Para conciliar el sueño se puede acudir a horarios y rutinas regulares, adecuar de acuerdo a los gustos de los niños o niñas un ambiente favorable, evitar comidas pesadas, excesos de azúcares y bebidas estimulantes en horario nocturno y evitar el uso tecnológico en horas previas del descanso.
Psicológicamente los chicos deben estar preparados para asumir que luego de realizar la cena en poco tiempo se aproxima el horario de dormir y aunque sean muy chicos, hacerles entender la importancia de realizar el descanso debido para que no sufra al otro día cuando le toque despertar para ir al colegio y en su desarrollo en su estadía escolar.
