Si en la Tierra los diamantes se forman en su interior, en otros planetas caen desde el cielo… es la lluvia de diamantes. Aunque los científicos dieron por hecho que ocurría solo en Neptuno y Urano, Júpiter y Saturno se unen a la “fiesta”.
Se habla que hasta 10 toneladas de diamantes pueden formarse en la atmósfera de los planetas gigantes. ¿Cuál es el motivo?
Lo analizamos paso a paso, para que pueda ser más entendible el proceso.
Así ocurre la lluvia de diamantes en Júpiter y Saturno
Primero debemos saber qué es un diamante. Es una roca hecha de carbono, altamente comprimida y calentada. En la Tierra se forman en su interior, a unos 160 kilómetros, pero se acercan a la superficie gracias al magma. Así surgen estas piedras brillantes.
No obstante, la densa atmósfera de planetas como Júpiter y Saturno, con una enorme gravedad gracias a su tamaño, genera una presión sin igual. Este clima influye en el carbono en el aire, produciendo la lluvia de diamantes.
Neptuno y Urano son planetas más pequeños y fríos que Júpiter y Saturno, con núcleos de gas. Su atmósfera es especial para la producción de estos diamantes. Pero en la última década, científicos como Kevin Baines, de la Universidad de Wisconsin-Madison, explicaron los motivos para que también nazcan en los gigantes gaseosos.
“Todo comienza en la atmósfera superior”, señaló Baines, en una entrevista con la BBC. “En los callejones de tormentas eléctricas, donde los rayos convierten el metano en hollín”.
“A medida que el hollín cae, la presión sobre él aumenta. Y después de aproximadamente 1.600 kilómetros, se convierte en grafito, la forma de carbono similar a una hoja que se encuentra en los lápices”.
Los trozos de grafito que caen se endurecen, pasando a ser diamantes, fuertes y pocos reactivos.
Al llegar a una profundidad mayor, “la presión y la temperatura son tan infernales que no hay forma de que los diamantes puedan permanecer sólidos”.
¿Cómo se llega a estas conclusiones?
Todo esto es resultado de análisis de laboratorios, recreando el clima de Júpiter y Saturno en la Tierra. Hay algo seguro, de acuerdo con Baines: “Los diamantes no duran para siempre en Saturno y Júpiter. Pero están en Urano y Neptuno, que son más fríos en sus núcleos”.
¿Por qué no enviar una misión a buscar diamantes a Júpiter o Saturno? La presión aplastante y el calor de esos planetas destruirían cualquier nave. Por lo tanto, solo queda orbitar los cuerpos y recrear sus climas en laboratorios en la Tierra.