Luis Slimming publicó hace un par de días en sus redes sociales uno de sus nuevos proyectos, que si bien no tiene demasiado que ver con el humor, sí le podría abrir las puertas a nuevas rutinas en su repertorio.
Un inesperado curso de manejo al que reconoce haber llegado gracias a su esposa, quien luego de comprar un vehículo lo inscribió en la misma academia donde ella inició sus clases.
La primera vez de Luis Slimming
“Mi señora se compró un auto y empezó a tomar el curso para conducir (...) me metió a mí. Nunca había querido (aprender a conducir), pero también estoy en un momento en que necesito hacer cosas nuevas para poder escribir chistes y rutina nueva, así que me sumé”, contó en lun.com el triunfador del último Festival de Viña, quien asume que en caso de no aprender a conducir bien podría ser Uber, o mejor que eso, sumar nuevos chsites a su repertorio.
Y es que tras su paso por la Quinta Vergara, reconoce Slimming, se quedó sin material. Algo que podría encontrar en sus futuras experiencias al volante luego de sumar este lunes sus tres primeras clases.
“Aprende con Confianza se llama el curso de conducir. Es muy bueno. El profe me va a buscar a dónde esté y parta la clase. Es como pedirse un Uber, pero me voy manejando yo”, contó Luis.
“En mi familia todos tenían auto y nunca sentí la necesidad de tener uno. Cuando quise aprender, cuando chico, mi papá me sacó a dar una vuelta en un auto automático, a los 10 años y nos pillaron los Carabineros. Terminé en una comisaría con mi papá hasta las 4 de la mañana. Después de eso no me volví a subir (al asiento del chofer) hasta ahora”, recordó el humorista, quien hasta ahora asume que “lo más difícil ha sido no atropellar a nadie. Tratar de no morir en el intento”.
“Estar pendiente de que no se me meta una moto, acelerar, frenar, que no se me vaya el auto para el lado, estacionar. Todo es difícil, porque llevo dos clases (este lunes tenía la tercera)”, agrega Slimming, asumido como un ignoto en el manejo de vehículos.
Experiencia que suma a su rutina
“No tenía ninguna noción de manejo. O sea, he visto a gente haciéndolo, pero no sabía cómo doblar, esas cosas. Aún no me meto a la autopista, por ejemplo, así que aún puede que me arrepienta y me quedo como pasajero de taxi eternamente. Estoy aprendiendo para (manejar un) automático, así que es más fácil”, dice.
“Hasta ahora no he tenido nada grave. Casi paso a llevar un auto estacionado, pero nadie me vio”, indica el comediante, quien deja en su instructor la decisión de saber si conduce mejor o peor que su esposa.
“Está feliz porque es fan mío y llegué a él porque empezó haciéndole clases a mi esposa. ¿Quién maneja mejor? Eso habría que preguntárselo al profe. Yo creo que ella maneja mejor que yo, porque lleva más clases también”, sincera Slimming, quien confesó en el medio de circulación nacional haber sacado algo de sus primeras experiencias en conducción para sus futuros shows.
“Algunas cositas, pero nada definitivo. En el peor de los casos, aprendo a manejar y puedo pitutear en Uber”, finalizó.