Para acceder al restaurante Don Alex Multibart no sólo había que tener una buena situación económica, sino que también poder estar en una selecta lista de clientes o ser invitado “por un amigo de la casa”.
En el lugar se ofrecía una experiencia gastronómica que incluía la cata de exclusivos vinos, los que luego se vendían en el mismo lugar con precios que incluso superaban los 2.200 dólares por botella.
Los vinos de las marcas Vega Sicilia, Pingus y Flor de Pingus eran los que ofrecía Alejandro Estévez en su local en Cerceda en La Coruña, pero todo era una gran mentira, señala ABC.es.
Los productores de Pingus se dieron cuenta que la web del restaurante ofrecía sus vinos, pero nunca habían tenido una relación comercial con el establecimiento.
Alejandro Estévez, el líder de la organización, junto a su pareja, su hijo y otras cinco personas, había creado toda una red en la que falsificaban, distribuían y vendían vinos falsos.
Según el medio español, la réplica de las botellas, las etiquetas e incluso los corchos eran “extremadamente reales”, por lo que algunos de dichos productos habían “pasado los filtros” de casas de subastas internacionales.
La “producción” la realizaba en el segundo piso en el que tenía ubicado el restaurante y rellenaba con “vino de garrafas” las botellas. Estévez se preocupaba de buscar “el vino más parecido” y ese es el que le daba y vendía a sus clientes.
La policía lo detuvo junto a otras tres personas de delitos contra la propiedad industrial, contra la salud pública, estafa y blanqueo de capitales.