- Gerente general de Fundación Portas
Llegó septiembre, el mes de la patria y de la independencia de nuestro país. Tiempo de celebraciones y festejos para un país que, afortunadamente, y de manera progresiva, abre las puertas a la diversidad y a la inclusión de todos los grupos de personas que convivimos en esta nación. Así lo vemos en las calles, lo vemos en los medios de comunicación y lo vemos en las interacciones que generamos en el día a día con personas que buscan un espacio para desarrollarse íntegramente.
Estamos creciendo, ampliando la mirada y es un gran avance, pero que tiene su lado b cuando existe aún la concepción de que la inclusión es un favor que hacemos como sociedad a las personas que han sido históricamente excluidas. No, la inclusión no es un favor. La inclusión es una responsabilidad que debemos asumir todos para darle un rol protagónico y activo a todos quienes conformamos una sociedad, sin distinción.
Tal como plantea la Unicef, “la inclusión no es una estrategia para ayudar a las personas a que calcen dentro de sistemas y estructuras existentes; es transformar esos sistemas y estructuras para que sean mejores para todos”. Y eso es precisamente a lo que apuntamos en Fundación Portas, principalmente en el tema que nos convoca a trabajar día a día: la educación.
En esa búsqueda con miras a cumplir nuestro objetivo, decidimos impulsar la “Mesa técnica de inclusión en educación superior” en conjunto con las universidades Diego Portales, Católica, De Los Lagos, De Santiago, Católica del Maule, Austral, Católica del Norte, Católica de Temuco, Alberto Hurtado y la Fundación Belén Educa. El objetivo de esta iniciativa es compartir experiencias y prácticas de cada uno de los programas de inclusión, debatir, proponer y transformarnos en un actor relevante que incida en la política pública del país.
Creemos que las instituciones son las que tienen que esforzarse para ser lo suficientemente inclusivas y recibir a la diversidad de estudiantes que ingresan al sistema terciario y que no son homogéneos. Una inclusión que, además de estar presente en la educación, debe extrapolarse a todos los aspectos de la vida, porque no es justo que sea una persona la que tenga que adaptarse a un sistema y no sea éste mismo el que facilite la inclusión. Tenemos un compromiso y en este mes en el que celebramos a Chile, mi invitación es a pensar y replantearnos desde dónde estamos mirando a la inclusión y cómo cada uno de nosotros aporta a una sociedad más inclusiva.
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