El Banco Mundial destacó el martes el crecimiento inclusivo de América Latina en la pasada década y llamó a la región a apostar a más y mejor educación para superar las desigualdades que aún persisten.
«Gran parte del progreso futuro estará anclado en la educación», advirtió Joana Silva, economista de la oficina del BM para América Latina y coautora del estudio «Desigualdad del ingreso en América Latina: comprendiendo el pasado para preparar el futuro».
Al lanzar el informe, Silva subrayó el «destacable» logro de América Latina en la primera década del siglo XXI: sostuvo un crecimiento económico pujante y a la vez redujo la desigualdad, dijo.
Este «fenómeno alentador» se dio en toda la región, con excepción de Costa Rica, mientras en el resto del mundo aumentó la inequidad a pesar del sólido crecimiento registrado en ese periodo, enfatizó.
¿Qué permitió «este gran paso histórico» en la «tierra de las desigualdades», como catalogó a la región el explorador Alexander von Humboldt en el siglo XIX?
El BM mencionó diferentes factores sumados al crecimiento: la formalización del empleo, el aumento del salario mínimo, el cambio tecnológico y la liberalización del comercio, así como la apreciación de los tipos de cambio por el auge de los precios de las materias primas, que impactó en las diferencias salariales entre las empresas.
Pero sobre todo, atribuyó este avance hacia la equidad al incremento de la oferta educativa desde los años 1980. «La expansión de la educación se convirtió en la gran igualadora», dijo.
«El aumento del acceso a la educación en la región, incluido el acceso a la educación superior, en la cual se duplicó la inscripción en la última década, se vio acompañado de un aumento en la igualdad de oportunidades», indicó el estudio.
«Se trató de un fenómeno positivo importante», dijo el BM, aunque llamó a mejorar la calidad educativa para que la tendencia sea sostenible, alertando en particular sobre las «universidades de garaje».
«La cantidad promedio de años de formación educativa en la población en edad de trabajar aumentó sobremanera, pero el nivel actual sigue estando por debajo del que se observa en países comparables, lo cual deja lugar para seguir mejorando», indicó el estudio.
El BM también pidió a los gobiernos estar preparados para una demanda creciente de educación, e instó a mejorar la oferta actual.
«Los pobres se encuentran rezagados detrás de los no pobres en muchos aspectos, incluido el acceso a la educación. Esas desventajas educativas tardan mucho en revertirse y dificultan tanto la movilidad laboral de los pobres como su capacidad de conseguir y retener trabajos de alta productividad, en especial en momentos de alto desempleo», indicó.
Por eso, aconsejó invertir en aprendizaje temprano, en educación en todos los niveles, incluida la universitaria, y en pasantías de capacitación.