Quisiera llamar la atención sobre la realidad en que están inmersos muchos compatriotas en nuestro país por habitar en los llamados barrios críticos: viven en un ambiente de inseguridad. Son sectores de las ciudades en que se concentra una dinámica delincuencial que se ha tomado los espacios públicos y dejado a sus habitantes en una situación difícil, donde los hechos de violencia son una cotidianeidad.
El tratamiento que hacen los medios de comunicación de los hechos de violencia que ocurren en dichos barrios, tiende a instalar una imagen estigmatizante de los habitantes de estos sectores, pareciera que todos los que allí habitan fuesen parte de la dinámica delincuencial. Este es un doble costo que tienen que sufrir los vecinos y vecinas de esos sectores, además del ambiente de violencia en que viven, son estigmatizados.
La seguridad de las personas es un derecho básico que debe ser asegurado por el Estado. Tenemos que preguntarnos cómo se está resguardando ese derecho en determinados barrios. Es una pregunta por la eficacia y eficiencia de la acción policial. Lograr la seguridad de las personas y recuperación de los espacios públicos deben ser metas que tengan las policías en estos barrios. Para ello la vinculación con la comunidad es indispensable.
Si bien la acción policial es importante, por sí sola no va a solucionar el problema. Se requiere construir un tejido social que establezca una dinámica de convivencia que permita a los vecinos y vecinas tener oportunidades de desarrollo. El apoyo estatal de manera regular y sistemática a las iniciativas de desarrollo social que se realizan es una prioridad. Se debe potenciar a las organizaciones de manera continua.
Quisiera mencionar el caso de La Legua, tal vez el más emblemático, el más expuesto en los medios de comunicación por su dinámica delincuencial y es también donde existe un tejido social importante, donde las personas se organizan para sacar adelante sus vidas. Organizaciones sociales como “La Caleta”, “Rapillán”, “Legua TV” son una muestra de ello. Desarrollan actividades culturales como el “Carnaval de los 500 Tambores” donde la comunidad se encuentra en el espacio público y los recupera para sí. El apoyo estatal a este tejido social es indispensable.
El desafío es ganar los barrios para los vecinos que los habitan, erradicando la violencia y recuperando los espacios públicos para que las personas puedan desarrollarse en un ambiente seguro y sin temor. Trabajar con la comunidad es el camino que tenemos para recuperar estos barrios.
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