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Las estrategias de los candidatos de cara al tercer debate


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Este debate representa la última oportunidad para presentar sus ideas y propuestas ante millones y millones de telespectadores en esta recta final para los comicios del 8 de noviembre.

Antes de este choque fundamental que puede definir la suerte de las campañas, Clinton dedicó varios días a su preparación, al punto de mantener una muy ligera agenda de actos públicos para encerrarse en un hotel con un selecto grupo de asesores y auxiliares, de forma de no dejar ningún punto librado al azar.

En contrapartida, Trump mantuvo una intensa agenda de discursos públicos y reservó apenas algunas horas de cada día para discutir con sus asesores próximos el contenido del debate.

La inmigración, la economía, la Corte Suprema, beneficios públicos, asuntos internacionales y la aptitud para la presidencia serán algunos de los temas centrales, según anunció la Comisión de Debates Presidenciales, encargada de organizar los careos.

«El debate, para ser sincero, tiene un aire de trámite a estas alturas – la ventaja de Clinton en los sondeos es casi insalvable», sostiene Roger Senserrich, analista político.

-Estrategias de los candidatos para el tercer debate-

«La estrategia de Clinton creo que será conservadora. Ganó los dos primeros debates esencialmente dejando que Trump se autodestruyera, así que probablemente la repetirá. Va muy por delante en las encuestas, así que se puede permitir jugar a no perder; todo lo que no sea un ridículo total de su parte es una victoria», estipula Senserrich.

En cuanto al candidato republicano asegura: «Trump es mucho más impredecible. Su tono y actitud marcaron los dos primeros debates, y perdió ambos. El problema es que realmente no sabe hacer otra cosa. El hombre no preparó el primer debate en absoluto, y fue masacrado. Empezó intentando parecer presidencial y calmado, y perdió los papeles en 20 minutos. En el segundo empezó agresivo y acabó por parecer desesperado y hostil, sin lograr poner nerviosa a Clinton. Simplemente, no parece saber hacer otra cosa; no tiene la disciplina para tener otra estrategia. Clinton es, en muchos aspectos, un candidato vulnerable, pero Trump es tan impopular que sus ataques son casi contraproducentes – y no sabe hacer otra cosa», reitera.

Tanto Clinton como Trump llegan a este debate acosados por las interminables polémicas de las últimas semanas. En el caso de Trump, desde la semana pasada dedicó parte importante de sus discursos públicos a denunciar que la elección del 8 de noviembre estará manipulada para garantizar la victoria de Clinton.

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Las acusaciones de Trump parecen estar teniendo efecto: un 41% de los encuestados, según un sondeo de Politico, y 73% de los republicanos piensan que las elecciones están amañadas en contra de Trump, versus tan solo 17% de los demócratas que piensan lo mismo.

«No sé si Trump se atreverá a hablar de ello(el supuesto fraude electoral), pero no extrañaría que lo hiciera. Es un ataque completamente absurdo, que además abre la puerta para que Clinton pueda atacar no ya a Trump, sino a todo el partido republicano por su irresponsabilidad. Hay algunas señales que indican que la campaña de Clinton está planteándose seriamente si quieren asegurar la victoria o apostar por ir a por una paliza indiscriminada. Si el debate está yendo bien para Clinton, no me extrañaría que hiciera esto:  atacar a Trump de querer restringir el derecho a voto, algo que el GOP lleva intentando desde hace años», concluye Senserrich.

 

 

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