Durante la tarde del martes se produjo un remezón en la Comisión de Árbitros de la ANFP, debido a que Jorge Osorio dejó la presidencia de dicha entidad en medio de las críticas en los últimos meses hacia los arbitrajes del fútbol chileno. Y horas después, se confirmó al argentino Javier Castrilli como su reemplazante.
Castrilli, conocido como el «Sheriff» y quien durante los últimos años ha manifestado en sus redes sociales reiteradas críticas por el mal uso del VAR, fue presentado oficialmente este miércoles en su nuevo cargo en el fútbol chileno.
En conferencia de prensa, el trasandino explicó su decisión para tomar el desafío. «Mi pasión y entrega absoluta para que exista una coherencia absoluta y el compromiso del hacer, cruzar la vereda de la crítica y tomar partido para cambiar la situación. Vengo a dar el corazón, no todo está perdido. El arbitraje necesita de aquellos que con su experiencia puedan nutrir a la gente joven de los consejos mínimos indispensables para esta actividad», sostuvo.
«El apego a las normas es el apego al respeto. Desde el fútbol se educa y los árbitros son docentes. Queremos que el fútbol tenga credibilidad. Los árbitros deben sentir el peso de la responsabilidad al ser instrumentos de la justicia, hay que recuperar la mística», añadió.
Además, Castrilli estableció que «siempre he realizado una crítica objetiva durante mi rol en los medios. Necesitamos transparentar, de la misma manera en que me sometí a la crítica durante mi carrera. Acá está primero el fútbol chileno y después los hombres. Desde ahora, todo lo que haga tendrá la mesura y tino en beneficio del país. Vengo a poner en servicio todo lo que he vivido».
Castrilli: «No hay nada que esconder»
Tras ser consultado sobre qué errores de los árbitros chilenos ya analizó, respondió lo siguiente: «Sería irrespetuoso hacer un juicio de valor público sobre el nivel del arbitraje chileno. Si puedo decir que, para mi criterio, Roberto Tobar está entre los tres o cuatro mejores árbitros del mundo por su jerarquía. Cuando entra a la cancha, aunque no haga nada, ya marca diferencias. El fenómeno Tobar tenemos que tomarlo como un ejemplo».
Por último, el exárbitro FIFA manifestó que «no hay nada que esconder. Estamos trabajando de buena fe y si nos equivocamos tenemos que trabajar para que no sucedan esas equivocaciones. Hay que reducir la posibilidad del error a su mínima expresión».