La final del Torneo Apertura de México se definió mediante lanzamientos penales. Desde los 12 pasos falló Nicolás Castillo para el América, lo cual encaminó la consagración del Monterrey.
El entrenador de los Rayados, Antonio Mohamed, se largó a llorar desconsoladamente tras el disparo que convirtió Leonel Vangioni. Desde ese momento, había cumplido las dos cosas que le había prometido a su hijo, Farid, fallecido en el 2006.
Mientras se desarrollaba el Mundial de Alemania, el retoño del Turco murió a los nueve años en un accidente automovilístico en Frankfurt, cuando viajaban en una casa rodante con amigos y ésta fue embestida. A él le había hecho dos promesas en el lecho de muerte: que ascendería con Huracán y que levantaría la copa de la Liga MX con el ex equipo de Humberto Suazo.
Ya pagó ambas (subió con el Globo en el 2007), lo que provocó su emotivo llanto en el banco de suplentes del estadio Azteca. Seguramente contó con una mano divina.
