Todo era normal para Zachary Kingsbury, un hombre de 20 años transitaba por una carretera en el borde costero de Carolina del Norte, en Estados Unidos, hasta que la policía le pidió que se detuviera.
El hombre hizo caso al control, detuvo su auto y se estacionó, pero todo cambió cuando los oficiales del condado de Pender comenzaron a revisar su vehículo.
Los uniformados encontraron contrabando en el vehículo, pero cuando iban a pedirle que se bajara del automóvil, el joven saltó intempestivamente y se tiró al océano y comenzó a nadar mar adentro.
Según el reporte de la policía, reproducido por New York Post, Kingsbury nadó por varias horas seguido por un dron del departamento que iba registrando todos sus movimientos.
Hasta ahí la historia era la de cualquier escape, solo que los uniformados que monitoreaban al fugitivo notaron que tras de él apareció un tiburón de gran tamaño.
“En ese punto la operación de captura se transformó en una operación de rescate”, dijo la policía en una declaración pública.
Después de nadar dos horas 45 minutos, Kingsbury fue detenido y acusado de resistir el arresto, obstrucción de un oficial y posesión de drogas.