El Jaguar I-Pace, lanzado en 2018 como el primer vehículo eléctrico de la marca británica, ha experimentado una trayectoria marcada por reconocimientos iniciales y posteriores desafíos técnicos significativos. A pesar de ser galardonado como “Auto del Año” en 2019, el I-Pace ha enfrentado múltiples retiradas del mercado debido a problemas relacionados con sus baterías.
Problemas de batería y riesgos de incendio
Desde 2023, el I-Pace ha sido objeto de al menos cinco retiradas en Estados Unidos debido al riesgo de sobrecalentamiento de sus baterías, lo que podría provocar incendios. Estas baterías, fabricadas por LG Energy Solution en Polonia, han presentado fallas que aumentan el riesgo de sobrecarga térmica. En respuesta, Jaguar ha implementado actualizaciones de software para limitar la carga máxima de la batería al 80% de su capacidad como medida provisional mientras se desarrolla una solución definitiva.
En agosto de 2023, Jaguar recomendó a los propietarios de estos vehículos que los estacionaran en el exterior y lejos de edificios. La empresa aseguró que estaba trabajando en una “solución permanente”, la cual finalmente ahora consiste en la recompra de los automóviles afectados.
Programas de recompra y vehículos desechados
Ante la persistencia de los problemas y la falta de una solución definitiva, Jaguar optó por recomprar aproximadamente 2.800 unidades del I-Pace en Estados Unidos. La marca también anunció planes similares en otros mercados, incluido el Reino Unido. Imágenes recientes muestran decenas de estos vehículos en desguaces británicos, evidenciando la magnitud del problema.
Las fotografías, captadas por el usuario de X EvNewt, muestran los SUV eléctricos apilados en un cementerio de autos bajo un cielo tormentoso. La imagen recuerda a los automóviles de Volkswagen recomprados en EE.UU. tras el escándalo del dieselgate.
Un pionero con una vida breve
El Jaguar I-Pace fue un adelantado en el mercado de los vehículos eléctricos. Presentado como prototipo en 2016 y lanzado en 2018, se posicionó como un SUV de 4,68 metros de longitud con dos motores eléctricos (uno en cada eje), que generaban una potencia combinada de 400 cv y un par motor de 696 Nm.
Su batería de 90 kWh ofrecía una autonomía teórica de 470 kilómetros bajo el ciclo WLTP, aunque en condiciones reales de uso su consumo era superior a los 22 kWh/100 km, colocándolo en desventaja frente a modelos posteriores de la competencia.
A pesar de sus avances técnicos y diseño innovador, su llegada prematura al mercado se convirtió en una desventaja. La infraestructura de carga aún estaba en desarrollo y el modelo no contaba con las optimizaciones necesarias para mejorar su eficiencia y autonomía.
Reconocimientos y declive
Su innovador diseño le valió numerosos premios, incluidos “Automóvil Mundial del Año” (2019), “Automóvil Verde del Año” (2019), “Diseño del Año” (2019) y “Auto del Año” en diversos países como Alemania, Noruega, China y Canadá.
Sin embargo, sus ventas nunca despegaron (en total se produjeron unas 60.000 unidades) y las constantes llamadas a revisión terminaron por socavar su reputación. A finales de 2023, Jaguar anunció la recompra de 2.760 unidades en EE.UU., lo que marcó el inicio del fin del modelo.
Impacto en la estrategia de Jaguar
Estos incidentes han afectado la percepción de la marca en el mercado de vehículos eléctricos. Jaguar ha confirmado que el I-Pace dejará de producirse, como parte de una reestructuración para centrarse en una nueva generación de modelos eléctricos.
Uno de los pilares de esta renovación es el Type 00 Concept, un sedán eléctrico que se presentó a finales del año pasado y que promete una autonomía de hasta 692 km bajo ciclo EPA. Jaguar busca que esta nueva propuesta aprenda de los errores del I-Pace, asegurando una mayor confiabilidad y eficiencia en su sistema de baterías.