Maura Rivera reveló a sus seguidores de redes sociales el difícil trance que ha vivido ella y su familia luego de la muerte de una de sus mascotas.
A poco menos de un mes del fallecimiento de Igor, el pasado 2 de mayo, la bailarina entregó mayores detalles de los motivos que derivaron en la muerte de su perro.
“¡Buen viaje al cielo guatón! Igor ya está descansando, el día de ayer llevamos a los niños a que se despidieran de Igor y en la noche nos tocó el momento más difícil a nosotros dos (verlo partir). Es triste, es angustiante, mis perros son mi familia, no saben la pena que tenemos. Igor fue un ser tan especial, lo acompañamos hasta su último respiro, lo abrazamos, lo besamos, le hablamos y le agradecimos. Dio la pelea hasta más no poder y nosotros hicimos todo lo que estuviera a nuestro alcance (...) pero no se pudo más. Me quedo tranquila, porque fue un perro extremadamente feliz en la tierra y se fue lleno de amor”, fue parte de la publicación de Maura el día en que su mascota falleció.
La pena de Maura Rivera
Y este miércoles 1 de junio la exintegrante de “Rojo” reconoció lo duro que ha sido el luto por la partida de Igor, una de las varias mascotas que cobija en su hogar.
“Ufff, difícil. Lo recuerdo todos los días. Me aparece en todos los lados. Lo extraño demasiado. Como me gustaría abrazarlo”, publicó en sus historias de Instagram la también microempresaria, quien acompañó su confesión con una fotografía de un perro de la misma raza que su mascota.
En medio de tanta nostalgia fue que Rivera abrió un hilo de preguntas y respuestas en la red social, donde algunos seguidores le preguntaron por los motivos que la muerte del can y si en un futuro cercano volvería a adoptar otro perro.
“Igor tenía cálculos renales muy seguido, hizo una peritonitis además de una hernia en su estómago y por tanta anestesia para sus operaciones le empezó a fallar el corazón”, reveló la esposa de Mark González, quien recordó el difícil trance por el que debieron pasar ante la partida de Igor.
“Teníamos miedo que terminara en un paro. En todo caso, y lamentablemente, esta raza tiene una esperanza de vida entre los 8 y 10 años”, se lamentó.
Para finalizar, reconoció que seguirá adoptando mascotas porque es una forma de vida que aprendió cuando era pequeña gracias a sus padres, sin embargo, recordó que ello implica una gran responsabilidad.
“Me encantaría adoptar muchos pero es responsabilidad y eso parte de la tenencia responsable. La idea es calidad versus cantidad”, reflexionó.