Una inédita y ocurrente posibilidad para enfrentar el déficit habitacional del país está siendo analizada por el Gobierno. Es que de acuerdo a cifras oficiales, en Chile faltan nada menos que 650 mil viviendas, una cifra superior a la de 1996, la primera vez que fue medida esta carencia, cuando se llegó a 564 mil.
La chance de empezar a disminuir la brecha es convertir oficinas desocupadas en sitios residenciales, aprovechando la oferta de espacios laborales no ocupados debido a la pandemia de coronavirus.
El año pasado fueron entregadas 39 mil viviendas, según informó hace casi tres meses el Ministerio de Vivienda, en el marco del Plan de Emergencia Habitacional estatal. Hay otras 136 mil en ejecución, y la meta del Presidente Gabriel Boric es que durante sus cuatro años en La Moneda sean entregadas 260 mil viviendas.
La filial local de la empresa internacional Colliers (dedicada a servicios inmobiliarios), estimó que en la comuna de Santiago había hace un par de meses una vacancia del 11%, sitios que sus dueños no podían ni vender ni arrendar, y que en una de esas podrían encontrar un uso habitacional.
La mayor parte de esos espacios están en el cuadrante Alameda (Sur), General Mackenna (norte), Manuel Rodríguez (poniente) y Miraflores-Cerro Santa Lucía (oriente).
Y un ejemplo de que es posible efectuar estas transformaciones lo está dando Bice Vida, firma ligada al Grupo Matte, que anunció este año la reconversión del edificio Victoria, ubicado en calle Huérfanos 801, en un lugar con algo más de cien espacios habitacionales.
Ese edificio de seis pisos, más un altillo y subterráneo, albergó un hotel y un teatro que tuvieron el mismo nombre, y su superficie construida es de 9.471 metros cuadrados.
MIRADA ACADÉMICA
La arquitecta y profesora universitaria Ginnia Moroni apuesta por esta solución, que según ella tiene muchas ventajas.
“Esta es una idea de hace años, más desarrollada en Europa, y la pandemia la expandió. Si un edificio sin uso puede ser reconvertido, eso siempre será más barato que hacer una obra nueva. Por ejemplo, un ítem siempre muy costoso es el del movimiento de tierras, que con esta solución se evita”.
“También se da una respuesta más rápida a gente que espera por años su hogar, bajan los costos de gestión y además hay beneficios en temas de sustentabilidad y huella de carbono al ocupar una estructura existente”, sostuvo la académica de la Universidad San Sebastián.
La profesional explicó que “las oficinas antiguas, especialmente las del centro de Santiago, son más fáciles de transformar porque están pensadas con más subdivisiones, lo que las asemeja a una casa. Eso hace que sea más simple reacondicionarlas para su uso residencial, a diferencia de las oficinas más modernas. Estas poseen plantas libres y abiertas, y concentran en un núcleo los servicios sanitarios, lo que complica que cada departamento tenga su baño”.
La académica de la carrera de Arquitectura de la USS recalcó “que es importante revisar la distribución de la luz, para determinar si la iluminación es adecuada a o no. Y también hay que fijarse en la eficiencia energética, pues lo que más se gasta en un edificio tiene que ver con la calefacción y el enfriamiento”.
LA VOZ DEL MINVU
El ministro de Vivienda y Urbanismo, Carlos Montes, señaló que “estas transformaciones son una realidad que muchos países están aplicando hoy”.
De acuerdo al secretario de Estado, “la reconversión de oficinas a departamentos de uso residencial, principalmente en las zonas céntricas de las capitales, se da porque cada vez hay más gente trabajando desde sus casas o bien porque las empresas se trasladaron a lugares más distantes del centro”.
La autoridad agregó que “considerando tal escenario, estamos evaluando esta opción desde el punto de vista de los costos que implicaría comprar y remodelar edificios, con el objetivo de identificar si la reconversión es conveniente como una nueva alternativa de acceso a la vivienda. Y esto se da en el marco del Plan de Emergencia Habitacional que está liderando el Gobierno”.
Según informaciones preliminares, el costo por metro cuadrado para hacer estas transformaciones ronda las 25 UF, es decir, casi 900 mil pesos.
LA ALTERNATIVA EN OTRAS PARTES
El problema del acceso a la “casa propia” también es grave en naciones de mayores ingresos. Por eso hay varios proyectos de reconversión de oficinas vacías en moradas a nivel mundial.
Como la pandemia implantó el trabajo a distancia, esa modalidad ha permanecido en un importante porcentaje, lo que redunda en espacios laborales sin uso.
En Estados Unidos se calcula que en medio de lo peor de la emergencia sanitaria hubo un 12% de oficinas disponibles. Y ahora tal cifra creció, llegando al 16%.
Y una ciudad de ese país que lleva la delantera es San Francisco, donde se pasó en los mismos periodos del 10% al 23%. Algo que también se explica por numerosos despidos en el sector tecnológico.
Allá aspiran a convertir el 40% de ese espacio en viviendas, para llegar a 11.235 moradas en una urbe que tiene un gran problema de acceso a la “casa propia”.
En España, Rita Maestre, candidata al Ayuntamiento de Madrid, presentó un plan para ampliar el campo de la vivienda pública en un plazo de tiempo razonable, comprando oficinas, hoteles y locales vacíos para convertirlos en casas.
Ella piensa que invirtiendo setenta millones de euros, es posible incorporar mil viviendas en cuatro años.
Y en Costa Rica están analizando seriamente la posibilidad de transformar antiguos edificios de oficinas en viviendas para revitalizar a algunas ciudades.
Allá sacaron cuentas positivas, porque en la capital tica, San José, hay casi 200 edificios subutilizados con estructuras en buen estado que bien podrían convertir en viviendas.