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La “guerrera” del Amazonas que se comprometió a rescatar de la deforestación la selva tropical más grande del planeta

Un personaje luchador que dedicó su vida a la defensa de la selva tropical brasileña.

Digna de una novela o una biopic en cualquier plataforma, la vida de Marina Silva está marcada por el sacrificio y una lucha constante, incluso con visos de hazaña, que ella volcó a la política brasileña hasta convertirse en un emblema de aquella convicción por la defensa ambiental que la trajo de vuelta al ministerio respectivo apenas asumido el presidente Lula Da Silva. “La cuestión climática ahora es una prioridad estratégica del más alto nivel”, adelantó la ministra de 64 años antes de la Cop27 de Egipto, donde el gobernante prometió acabar con la deforestación en la Amazonía en 2030, luego que la destrucción se disparara 60% en en el período de Jair Bolsonaro.

Más allá de su carrera política, Maria Osmarina Marina Silva Vaz debió sortear todos los escollos de una existencia compleja: descendiente de esclavos africanos e inmigrantes portugueses, nació en 1958 en Acre, en el corazón de la Amazonía. Tres de sus once hermanos murieron en la infancia y perdió a su madre a los 15. A los once, caminaba 14 kilómetros diarios para ayudar a su padre a explotar los árboles de caucho y recoger el látex.

Forjada en el sacrificio

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“Me levantaba a las 4 de la mañana y cortaba ramas para hacer fuego. Preparaba café y una ensalada de banana con huevo, que era nuestro desayuno”, cuenta en su biografía. La miseria y las enfermedades la condenaron a la sobrevivencia: ha soportado tres hepatitis y cinco crisis de paludismo.

A los 16 llegó a Río Branco, donde aprendió a leer y escribir y quiso ser ser monja. El convento la decepcionó, pero se aferró a la Teología de la Liberación para luchar contra la pobreza y las violaciones de los derechos humanos. Pasó de ser analfabeta a obtener su primer título universitario, en Historia, a los 26 años, luego de trabajar como empleada doméstica para pagar sus estudios.

Madre de 4 hijos, ya fue ministra de Lula (2003-2010), pero se distanció del líder del PT por “no apoyarla suficientemente” en la defensa de la mayor selva tropical del planeta. Siempre combativa, postuló tres veces candidata presidencial (2010, 2014, 2018) y vuelve al gobierno con plenas garantías de que la lucha climática será sin claudicaciones.

“Necesitamos un desarrollo sostenible y no el actual. Es decir, un país medio-ambientalmente sostenible, políticamente democrático y socialmente desarrollado”, expresa como declaración de principios, mientras las huellas en la Amazonía avalan su clamor: un área del tamaño de Manhattan fue devastada y abrió la peor herida telúrica que hoy moviliza a la doctora Silva...

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