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“Generación 98′”: María Gracia Omegna dice que pese a que le “divertía” hacer de Valentina “era pesado estar tirándole mala onda a la gente”

"No me esperaba en absoluto el éxito de esta teleserie. Soy la más sorprendida", reconoce.

María Gracia Omegna reconoció que si bien al final de las grabaciones de la teleserie “Generación 98′”, de Mega, se “divertía” interpretando a Valentina Morán, quedó aliviada al dejar su rol principalmente porque “era pesado estar constantemente tirándole mierda y mala onda a la gente”.

La intérprete, ganadora de un premio Caleuche a mejor actriz protagónica por su actuación en la nocturna del canal privado, aclaró que con el paso del tiempo aprendió a encantarse de un personaje que en un inicio “no me parecía desafiante”.

“No me parecía desafiante interpretar a una mujer poco dialogante con el resto de las realidades, una fanática, hasta cierto punto. Vivimos en un momento en Chile y en el mundo en el que hay tanta radicalidad y rigidez, fanatismos de todo tipo, que enfrentar a este personaje no me parecía interesante desde lo que yo pienso”, señaló en theclinic.cl.

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La interpretación de María Gracia Omegna

“Tuve que comprenderlo y defenderlo, incluso. Y lo defiendo hasta hoy. Primero pensaba que era una asesina, ahora solo creo que calculó mal y que lo hizo en defensa propia y de su visión del mundo. El personaje vive su propia comedia de equivocaciones”, agregó.

“A pesar de que es un personaje que me divertía mucho hacer, a la vez era pesado estar constantemente tirándole mierda y mala onda a la gente. Terminaba cansada de eso”, explicó María Gracia, aún con el recuerdo latente de un desagradable episodio que le tocó vivir en una escena con una colega de actuación.

“Hubo un momento, mientras grabábamos una escena en que la que yo estaba improvisando, que una de mis compañeras se angustió, se sintió maltratada. Uno sabe que es el juego del actor y que hay un distanciamiento, pero inevitablemente también entras en la situación y te comprometes. Por eso fue un alivio liberarme de esa toxicidad del personaje. No es mi estilo andar siempre criticando y contaminando el ambiente”, indicó.

Respecto del éxito de la producción, Omegna reconoce que en un inicio nunca lo vio venir, ya que “me pareció poco interesante” la trama de la novela.

“No me esperaba en absoluto el éxito de esta teleserie. Soy la más sorprendida. Al principio me pareció poco interesante y no entendía por qué se estaba haciendo cuando leí los primeros capítulos. Si uno lo piensa, desde el primer capítulo no es una teleserie que cumpla con los requisitos ni con el lenguaje común del género. No dice específicamente de qué se va a tratar ni cuál es el conflicto principal, ni quiénes son los buenos y quiénes son los malos”, argumentó.

“No es tan clara y fue confuso entender para mí de qué trataba. Ahí me entró el fantasma pesimista y cuando la estaba leyendo pensé: ‘Estamos perdidos’. Cuando recién escuché la primera lectura con el elenco, dije: ‘Me la hicieron de nuevo’, pero empezó a sonar y se puso cada vez más interesante”, defendió.

El acierto de “Generación 98′”

“El gran acierto de esta teleserie es que revisita lo incorrecto. El guion de (Pablo) Illanes tiene algo muy rico y es que no trabaja con el arquetipo al que uno está acostumbrado y que es la mirada más occidental. Siempre tienen la necesidad de entender quiénes son los buenos y los malos. Illanes propone otro juego más real, más humano, donde todos somos buenos y malos, y víctimas y victimarios al mismo tiempo”, puntualizó.

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“Ese ejercicio es súper acertado en este proyecto y está llevado al extremo sin un orden moral por encima. Eso pone en contradicción constante al público: te ríes nuevamente del mismo bullying que te hicieron a ti en el colegio, por ejemplo, o terminas siendo amigo del que peor te caía. Es bueno que la televisión chilena, que es bien temerosa en esto, tome riesgos así. Y en este caso, dio resultado”, dice en su conversación con el semanario nacional.

“Otro factor clave de esta teleserie es el elenco. Hay una conjunción de cabezas –iba a decir jóvenes (ríe), pero ya no tanto– y siento que ahí hay otro acierto. Fue un trabajo muy rico entre los actores porque había muchos de nosotros que nos admirábamos mutuamente desde hace tiempo y ahora nos vemos en roles protagónicos. Eso hizo que la vara partiera bien arriba y hubo que estar a la altura siempre, con un nivel de exigencia muy alto y un profesionalismo distinto. Los elencos de teleseries siempre tienen algo de compañía de teatro, sobre todo en esta, que es bien coral. El crecimiento que ha habido en los últimos años en el audiovisual en Chile tiene que ver con quebrar ciertas formalidades y arquetipos, y siento que esta teleserie sintetiza eso”, apuntó.

“Me costó entrar ahí, y hasta cierto punto sentí un alivio al salir también. En los primeros capítulos, como te decía, yo no lo encontraba interesante para nada. Era un cliché: una pechoña, republicana, de clase alta, pro familia, y tampoco desarrollaba tanto esa idea. Valentina al principio era como un dibujo y de pronto empezó a tener profundidad. Creo que lo que más aprendo y me llevo de este gran desafío fue enfrentar al personaje complejo que me tocó no desde el juicio, sino desde el sentido común. Como actriz, me propuse intentar comprender su lógica, humanizarla, ese era mi desafío con el personaje, porque simbólicamente era una construcción altamente prejuiciosa, y eso me parecía muy poco interesante de hacer”, finalizó.

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