El periodista deportivo Juan Cristóbal Guarello no se guardó nada para expresar sus duras críticas en contra de la barra brava de Colo-Colo, conocida como Garra Blanca, tras los graves incidentes que tuvieron lugar en el Estadio Nacional. Estos disturbios obligaron a suspender el partido de la Supercopa entre Colo-Colo y Huachipato.
Los lamentables hechos tuvieron lugar luego de que algunos integrantes de la Garra Blanca se enfrentaran con Carabineros al retirar un lienzo contra el expresidente Sebastián Piñera.
Posteriormente, según testigos presenciales, algunos individuos prendieron fuego a las butacas de plástico, desatando un incendio en las cercanías del Memorial a los Detenidos Desaparecidos, un sitio de gran significado histórico en Chile.
“El relato no se sostiene”
Guarello, en su programa ‘La Hora de King-Kong’, expresó su indignación ante lo ocurrido: “Tantos incidentes colaterales que no se pueden esconder tras la muerte de Piñera o un lienzo sacado. No hay como justificarlo porque antes del partido ya estaban saqueando boliches cercanos”.
De hecho, el periodista cuestionó la conexión entre los disturbios y la política: “¿Qué tiene que ver con Piñera el saqueo de los boliches? ¿Cómo le damos a eso un trasfondo político o alguna reivindicación?”.
Además, señaló la vandalización del Memorial a los Detenidos Desaparecidos, un acto que considera inaceptable y que va en contra del relato de que la Garra Blanca ya no tiene inclinaciones fascistas.
Recordando el contexto del estallido social en Chile, Guarello destacó: “Cuando las barras bravas fueron instrumentalizadas por el estallido social, de lado y lado, se dijo que las barras bravas de antes ya no son las mismas.
“Esta Garra Blanca, que ya no es fascista, destruye el memorial de los Detenidos Desaparecidos, entonces el relato no se sostiene”, agregó el comunicador, según consignó El Desconcierto.
En sus declaraciones finales, Guarello lamentó la falta de memoria, conciencia y discurso político por parte de quienes participaron en los actos vandálicos. La destrucción de un lugar tan significativo en la historia de Chile evidencia, según él, una alarmante falta de respeto hacia el pasado del país y hacia las luchas que se han librado en pro de la democracia y los derechos humanos.