Con el partido ante Audax Italiano, por la Copa Chile, se daba por terminado el uso del Estadio San Carlos de Apoquindo para iniciar la esperada renovación. La dirigencia había preparado un evento completo, con recuerdos, invitados estelares y a ese escenario se sumaba también la alegría por la victoria por 3-0 que estaba consiguiendo Universidad Católica, que lo ponía en la siguiente fase de la competencia, con un acumulado de 5-0. Hasta que los hinchas tomaron el protagonismo.
En el minuto 41 del segundo tiempo se empezaron a escuchar fuegos artificiales, que eran activados desde el interior del recinto, específicamente, desde la galería Mario Lepe, donde se ubica la barra cruzada. Al humo posterior, se sumó más tarde un grupo de personas que rompió la reja y la traspasó, para ubicarse justo detrás de las líneas, con la idea de que el partido continuara.
Pero el árbitro, Cristian Garay, decidió suspender el compromiso, momento en que gran parte de los hinchas se pasó a la cancha, persiguió a los jugadores en busca de ropa o recuerdos y destruyó redes y pasto, seguramente con la idea de llevarse algo desde el último partido.
El compromiso no se dio por finalizado, sino que el juez deberá entregar un informe, que podría ser el inicio de sanciones para la UC, pues ya había incidentes con la seguridad y la policía mientras se jugaba el duelo.
“Queríamos terminar el partido, hacer una linda fiesta, es una pena que haya terminado así”, dijo Ignacio Saavedra a TNT Sports.
Tras los incidentes, y aún con personas en el campo de juego, Cruzados siguió con el homenaje planificado.