En Toyota se sinceraron y reconocieron que su Yaris sedán estaba algo dejado de lado en equipamiento si se comparaba con la competencia. Pero eso se acabó porque la marca japonesa se puso en plan de renovación del modelo.
De esta forma, el equipamiento se vio bastante mejorado en esta nueva edición del Yaris, que vende, según cifras del fabricante, unas 200 mil unidades estimadas para 2017. Para entrar al mundo Yaris, Toyota cambia la entrada.
El motor se mantiene, por lo que la casa japonesa apuesta a la fiabilidad del bloque 1.5 Dual VVT-i de cuatro cilindros que eroga 106 hp y 140 Nm de torque, con un rendimiento mixto de unos 20 km/l. A ello se le asocian dos transmisiones: una mecánica de cinco velocidades y una CVT, que se presenta como la novedad en motorización.
De ahí, todo distinto. El diseño exterior de tipo catamarán permite un coeficiente de roce de 0,28, lo que ayuda al rendimiento. A ello se suma también el menor peso de la carrocería y un tamaño de 4,425 metros de largo, más grande que la generación anterior, y una capacidad de maletero de 508 litros.
Pero es adentro donde suma puntos para no perder ritmo de liderato. Destaca en el interior su pantalla touch de 6,2 pulgadas, la que complementa el mejorado sistema de audio y la conexión con Android Auto y Apple CarPlay. Además, presenta volante regulable en altura, cierre centralizado, alzavidrios eléctrico y cámara de retroceso.
En cuanto a seguridad, el Yaris sedán presenta control de estabilidad para todas sus variantes y siete airbags en la versión tope de línea, además de frenos ABS con EBD y control de asistencia en pendiente, lo que es un añadido único en el segmento.
Con una estimación de ventas de unas 500 unidades mensuales para 2018, el Toyota Yaris sedán está disponible en cuatro versiones cuyos precios van desde los $8.990.000 para el entry XLI con caja manual de cinco velocidades a los $12.490.000 para la versión LEI con caja CVT.