Pasa todos los días y a cada rato. Tu hijo bota el chupete, o simplemente se le cae, y corres para que esté en contacto el menos tiempo posible con el suelo.
Varios lo lavan con agua antes de volver a dárselo, pero otros lo toman, lo chupan y lo limpian con su propia saliva, acción que muchos consideran antihigiénica.
Sin embargo, esta práctica podría que ser más que beneficiosa para tu hijo, ya que según un estudio realizado por el Henry Ford Health System y presentado en la reunión del Colegio Americano de Alergias, Asma e Inmunología, los niños cuyos padres chuparon el chupete para limpiarlo “tenían un nivel más bajo de anticuerpos relacionados con el desarrollo de ciertas alergias y asma”, indica El País.
«Entrevistamos a 128 madres de bebés varias veces durante un período de 18 meses y preguntamos cómo limpiaron el chupete de su hijo», dijo uno de los especialistas, que aseguró que “encontramos que los hijos de madres que chuparon el chupete tenían niveles más bajos de IgE».
La IgE es un tipo de anticuerpo relacionado con las respuestas alérgicas en el cuerpo.
«Aunque hay excepciones, los niveles más altos de IgE indican un mayor riesgo de tener alergias y asma”, agregó.
Para el profesional, el efecto se debe a que “la exposición a ciertos microorganismos en las primeras etapas de la vida estimula el desarrollo del sistema inmunológico y puede proteger contra enfermedades alérgicas más adelante”.
Eso sí, los autores del estudio aclararon que los resultados mostraron “una asociación entre los padres que chupan el chupete de sus hijos y los niños con niveles más bajos de IgE, pero no necesariamente significa que chupar el chupete provoque una IgE más baja».