Parece una historia de película, pero es la pura realidad. Luego de 32 años la policía de Tacoma, Washington, está sólo unos pasos de resolver un asesinato que impactó a toda la comunidad en 1986.
Gary Hartman pensaba que su crimen quedaría impune, sin embargo las pruebas de ADN lo tendrán en el banquillo de los acusados enfrentando cargos por homicidio en primer grado y violación en primer grado, señala CNN Espanol.
El 26 de marzo del 86, Michella Welch se encontraba en un parque jugando con sus dos hermanas y fue a casa a buscar el almuerzo. En ese instante, sus hermanas aprovecharon para ir al baño y cuando volvieron encontraron que la comida y la bicicleta de su hermana estaban en el lugar en que se encontrarían, pero no había rastros de la pequeña.
Apenas siete horas después de su desaparición, la policía encontró el cuerpo sin vida de la niña, la que además había sido violada.
Se “desarrolló el perfil de ADN de un varón a partir de la evidencia en la escena, pero se no encontró ninguna coincidencia en bases de datos estatales y nacionales”, señala la publicación.
Según indica King 5, en mayo de este año, investigadores crearon un árbol genealógico e identificaron a dos hermanos que tenían coincidencias de ADN con el que habían registrado hace 32 años, además, ambos vivían en la zona.
Los uniformados comenzaron a seguirlos y uno encontró a Hartman desayunando junto a un amigo en un restaurante de Tacoma. El sujeto se limpió la boca varias veces con una servilleta. La policía tomó la evidencia, hizo las pruebas y se determinó que el ADN coincidía con el sospechoso del asesinato de Michella.
El sujeto fue detenido y este lunes enfrentó la formalización.
La madre de Michella reconoció que en todos estos años nunca escuchó en la investigación el nombre de Gary Hartman y calificó el arresto como algo increíble porque nunca pensó que sucedería.
