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Los antecedentes clave que maneja la Fiscalía por el homicidio del malabarista Francisco Martínez

Corte de Apelaciones de Valdivia revisará mañana miércoles la medida cautelar a la cual quedó sujeto el único imputado por el homicidio.

Las pericias que ordenó la Fiscalía tras conocerse la muerte de Francisco Martínez (27), como indicó el fiscal regional de Los Ríos en la audiencia en que se formalizó a Juan González Iturriaga, les permitieron reconstruir lo ocurrido. Desde que se inició el polémico control de detención, hasta que el joven recibió el impacto que le quitó la vida.

Mañana, a las 9 horas en la Corte de Apelaciones de Valdivia, parte de esos antecedentes serán nuevamente expuestos, en el marco de la audiencia en que el tribunal de alzada revisará la medida cautelar del sargento. Quedó con arresto domiciliario total y el abogado de la familia y el INDH piden que se reemplace por prisión preventiva.

Un control de identidad y seis disparos

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A las 15:30 horas con 55 segundos se inició el control de identidad a Francisco Martínez. El informe de la PDI leído por el fiscal Marcelo Leal, da cuenta de que este duró 30 segundos, culminando cuando el carabinero hizo uso de su arma en una primera oportunidad, disparando al piso (no se encontró esa bala). De aquello dio cuenta una testigo y los videos levantados. En los 30 segundos posteriores, Gonzalez efectuó los otros cinco disparos. El segundo dio en una estructura metálica, el tercero en el pie del joven, el cuarto en el muslo, el quinto en la zona inguinal y el sexto en el corazón. Entre el inicio del control de identidad y el último disparo efectuado por el carabinero transcurren sólo 1,1 minutos, en un tramo de desplazamiento de 19 metros, como se establece en el informe de la PDI.

Parte nº 140

Personal policial de la 5º comisaría de Panguipulli da cuenta de la detención del sargento Juan González por los hechos antes descritos. Esto, a las 16.20 horas en dependencias de la misma comisaría. El documento hace mención al control de identidad que este efectuó a Francisco Martínez. También hace presente que se informó al Ministerio Público de todo lo ocurrido.

El imputado

Juan Guillermo González Iturriaga (32 años), casado. Cumplía labores habituales como parte de la dotación de la escuela de suboficiales grupo Concepción. Llegó a Panguipulli a reforzar al contingente de la comisaría de dicha localidad el 2 de febrero, con la finalidad de realizar servicios preventivos en el marco del Plan Verano. Inició funciones el miércoles 3 de febrero.

Tres machetes y una gorra

A pesar de que los elementos que portaba el joven previo a su deceso estuvieron extraviados, luego su hermana los entregó a la PDI. Así, la Fiscalía estableció que eran tres machetes de 63 centímetros de largo (50 centímetros de hoja), y que, según la apreciación de la PDI, «presentan filo en la parte inferior de las hojas». Con uno de estos, como se aseveró en la audiencia, Martínez habría arremetido contra «la cabeza del carabinero González». Se afirmó que al sargento «se le cae la gorra a consecuencia del golpe con machete propinado por la víctima». Esa gorra se encuentra en manos de la PDI para la pericia correspondiente, y como se ha indicado preliminarmente, cuenta con «señas de haber recibido un golpe».

Una testigo con resguardo de identidad

Si en el marco del caso hay varias declaraciones incorporadas en la carpeta, hay una que es considerada fundamental para la fiscalía, la de una testigo civil que se encontraba trabajando en su tienda en el momento de los hechos. Ella contó que vio a tres carabineros pidiendo el carné a un «mochilero» que estaba sentado fuera la tienda, pero que este se negaba. Ante eso, dijo, uno de los funcionarios intentó tomar al joven del brazo diciéndole: ‘Entonces nos tienes que acompañar’. En ese momento, prosiguió, el mochilero, que tenía tres machetes, habría levantado el brazo intentando atacar al efectivo policial, «momento en que el carabinero dio tres pasos hacia atrás y sacó su arma de fuego apuntando al muchacho. Sin embargo, el chico siguió avanzando hacia el carabinero, quien disparó al suelo».

Asegura que al presenciar eso decidió entrar a la tienda, y que no pasó ni un minuto y escuchó otros tres disparos, por lo que volvió a salir. Ahí dijo haber escuchado «lo mataron, lo mataron».

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La versión del otro carabinero

En el procedimiento en cuestión participaron tres carabineros. Y en su declaración, el cabo primero Cristián Moraga Roa dio cuenta del tono cordial que tuvo González al efectuar el control de detención, asegurando que este se sostenía en que el porte de los elementos que ocupaba la víctima para hacer malabarismo estaba prohibido. Manifestó que la actitud de Martínez fue amenazante en todo momento y que el sargento desenfundó su arma por seguridad y que siempre apuntó al suelo. Dijo no tener certeza de cuántos disparos fueron, pero menciona tres. No pudo ver cuándo la víctima cayó. Cuando se acercó, relató, vio que su colega «tenía una lesión en la frente y en el mentón». Manifestó que una mujer de negro tomó los machetes del suelo y los guardó en una mochila.

«Realmente temí por mi integridad física y la de mis colegas, porque el joven estaba claramente fuera de control», declaró

Informes de la PDI

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El 8 de febrero la entidad emitió un informe que da cuenta de lo realizado en el lugar donde murió Francisco, al cual llegaron a las 16.15 horas del viernes 5 de febrero. En medio de este, concluyen que las lesiones que presentaba la víctima son compatibles con proyectil balístico. En sus conclusiones, además, atribuye la causa de muerte a un traumatismo torácico por impacto de proyectil balístico.

Indican, por otra parte, que el carabinero mantuvo una actitud de alerta, «evitando permanentemente una confrontación directa».

Al mismo tiempo, evidenciaron que «la única opción que le quedó al sargento González -quien retrocedió sus pasos hasta el último momento- era repeler el intento de ataque de la víctima, efectuando tres disparos rápidos en contra de su atacante».

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Las maniobras de la defensa

«Él no buscó esto, retrocedió 18 metros y le pidió siempre que bajara los machetes». Esa es una de las máximas de la cual surge la estrategia de la defensa de González, la cual está a cargo del abogado Pablo Ardouin Bórquez. Haciendo eco del relato expuesto por el fiscal, insistió en que «el actuar de mi defendido se encuentra claramente justificado».

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