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La capital de Zimbabue se quedó sin agua

Las autoridades municipales ahora registran los casos de enfermedades como fiebre tifoidea. Hay protestas violentas y represión.

Más de 2 millones de personas en la capital de Zimbabue y sus alrededores se han quedado sin agua luego que las autoridades cerraron la principal planta de filtración, suscitando temores de enfermedades tras un reciente brote de cólera y una severa crisis económica.

Las autoridades de Harare no han podido recaudar el capital necesario para importar sustancias necesarias para el tratamiento de agua; se necesitan unos 2,7 millones de dólares al mes. Entretanto bajan los niveles de los diques debido a la sequía.

“Todos los habitantes de Harare se ven afectados, no hay agua», declaró el martes el portavoz del concejo municipal Michael Chideme, en momentos en que gran parte de la población recurría a otras opciones como agua embotellada o pozos.

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Chideme calificó la situación de peligrosa debido al riesgo de enfermedades contagiosas. «Es posible que la situación se resuelva mañana pero no estamos seguros”, expresó.

Las autoridades municipales ahora registran los casos de enfermedades como fiebre tifoidea debido a la escasez de agua y a la maltrecha infraestructura. Algunos habitantes se ven obligados a tomar agua de pozos rudimentarios y a defecar al aire libre.

Reporteros de The Associated Press vieron cómo algunos residentes bombeaban agua de un pozo, y luego esperaban una media hora hasta que surja de nuevo agua suficiente para bombear.

El año pasado, 26 personas murieron debido a un brote de cólera, lo que llevó al presidente Emmerson Mnangagwa a lamentar que el país estaba siendo agobiado por una “enfermedad medieval”.

Zimbabue fue en una época un país relativamente próspero dentro de África, pero en años recientes la economía ha colapsado y es difícil conseguir divisas extranjeras. Los precios de los enseres básicos van en aumento, y el sistema de salud pública está en crisis pues muchos médicos y trabajadores no tienen los recursos para ir a sus lugares de trabajo.

Muchos residentes de Harare hoy en día hacen largas filas en la madrugada frente a pozos de agua rudimentarios, o iluminan sus casas de noche con velas o con teléfonos móviles.

La crisis ha degenerado en protestas, a veces seguidas de violenta represión oficial.

La grave situación pesa sobre Mnangagwa en momentos en que viaja Nueva York para la Asamblea General de las Naciones Unidas esta semana.

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