Los enamorados sólo ven las cosas lindas de su pareja y andan como atontados por la vida, pero eso no justifica lo que hizo un caballero serbio de 65 años cuyas iniciales son Z.N.
El galán de Belgrado se había enamorado profundamente de una azafata de la empresa alemana Lufthansa, con quien era más que un amigo con ventaja, pero menos que un pololo, y no quería que se fuera.
Z.N. fue a verla al hotel en donde se queda la tripulación de Lufthansa, y en la recepción le dijeron que la mujer ya se había ido al aeropuerto internacional Nikola Tesla, entonces la desesperación (y las ganas de amar del hombre) fueron más fuertes que la razón.
El maduro enamorado fue a un teléfono público y llamó al aeropuerto para avisar que había una bomba en el avión, con la intensión de que se suspendiera el vuelo y volver a yacer en cucharita con la azafata, pero todo le salió mal.
Los 130 pasajeros y cinco miembros de la tripulación tuvieron que ser evacuados del avión y se vieron obligados a esperar varias horas mientras una unidad especial mientras la policía revisaba el avión, antes de que fuera autorizado para salir hacia Francfort.
Al final el mismo día la azafata se fue, y la policía dio con el teléfono público gracias a cámaras de seguridad, y luego identificaron al autor de la llamada.
El tribunal ordenó que el hombre permanezca detenido durante 30 días antes de que se le acuse formalmente por el episodio. Además trascendió que la azafata no lo quiere ver ni en pintura.