Como es de costumbre, en Semana Santa aumenta considerablemente el consumo de pescados y mariscos en la población, por lo que es necesario tener presente algunas consideraciones con respecto a su formato de compra, almacenamiento y consumo.
Al respecto, lo primero que señala Bianca Florio, académica de la Escuela de Nutrición y Dietética Universidad de Las Américas, es lo importante de «tener claridad de la procedencia del pescado o marisco que se va a consumir. Esto implica comprarlos en lugares autorizados y no en el comercio informal, ya que en éste no es posible verificar si se respetó la cadena de frío requerida para este tipo de alimento que, debido a su composición, es muy delicado».
Agrega que «su inadecuada manipulación puede provocar problemas de salud, como infecciones alimentarias producidas, por ejemplo, por la bacteria llamada Listeria, cuyos síntomas son principalmente: fiebre, dolor muscular, vómitos y náuseas; pudiendo, en algunas personas, complicarse el cuadro. En el caso de mariscos crudos, se puede adquirir el Vibrio Parahaemolyticus, que conduce al desarrollo de una gastroenteritis aguda».
Otro aspecto a considerar para la experta «es la antelación con la cual se adquieren los productos. Es importante velar por su correcto almacenamiento, es decir, si su consumo es dentro de semanas, mantener en congelación, o bien si el consumo es pronto, mantener refrigerado la mayor cantidad de tiempo. Antes de guardarlos, sacar de su envase original y almacenar en algún recipiente limpio, para no contaminar el alimento y los otros productos que se encuentran en el refrigerador o freezer. Respecto a la descongelación, esta se debe realizar con anticipación, es decir, lo óptimo es sacar el alimento desde el congelador hacia el refrigerador un día antes de su preparación, y luego de esto cocinar».
Cabe destacar que los pescados tienen un alto aporte nutricional, proteico y de ácidos grasos esenciales y un bajo aporte calórico, por lo que su consumo es muy beneficioso, siempre y cuando se preparen en el horno, al vapor o a la plancha. Ahora si comparamos las calorías entre un plato de pescado y uno de carne de similar gramaje, resulta que el primero aporta 168 calorías y el de carne 390 calorías.
Finalmente, la recomendación es aumentar el consumo de pescados a dos veces por semana y no tan solo remitirlo a Semana Santa. Lo ideal es preferir estos productos lo más natural posible, es decir, favorecer pescados frescos y no enlatados, recordando comerlos siempre cocidos.