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¿Negligencia?: EEUU dice que niña guatemalteca de siete años que murió en la frontera no parecía enferma

La niña y su padre fueron detenidos junto con el numeroso grupo de la caravana migrante cerca del cruce fronterizo de Antelope Wells

Jakelin tenía sólo siete años de edad cuando las autoridades estadounidenses la detuvieron junto a su padre y otros migrantes a principios de este mes en una zona remota del desierto de Nuevo México.

Siete horas después, abordaba un autobús rumbo a la estación más cercana de la Patrulla Fronteriza, pero pronto comenzó a vomitar. Hacia el final de las dos horas de camino, había dejado de respirar.

Jakelin Amei Rosemery Caal Maquin, su nombre completo, no había comido ni bebido nada en varios días, dijo su padre a las autoridades estadounidenses poco después.

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La muerte de la niña guatemalteca es la más reciente muestra de la desesperación que enfrenta un creciente número de familias y niños centroamericanos que se presentan en la frontera entre México y Estados Unidos, a menudo con la esperanza de solicitar asilo, creando nuevas preguntas sobre qué tan preparadas están las autoridades estadounidenses.

¿Todo lo posible?

La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP por sus iniciales en inglés) dijo el viernes que inicialmente la niña parecía saludable y que no mostró indicios de problemas durante una entrevista.

Su padre, que hablaba español, firmó un formulario en el que indicaba que la pequeña no tenía problemas de salud, afirman las autoridades, aunque la noche del viernes un funcionario guatemalteco dijo que el idioma nativo de la familia es un dialecto maya.

El comisionado de la CBP Kevin McAleenan dijo que los agentes “hicieron todo lo posible” por salvarla.

Ya con los migrantes, los agentes recurrieron a un formato de admisión que dice: “La inspección de ingreso será realizada por personal profesional o que haya sido capacitado para reconocer el estado de conciencia, la calidad de capacidad motriz, fiebre y otros síntomas de enfermedad al ingresar a las instalaciones”.

Según el formato, la niña no mostró síntomas de enfermedad. No estaba sudando, no temblaba, no mostraba ictericia ni tenía traumas visibles, y estaba alerta mentalmente.

“Asegura tener buena salud”, dice el formato. Aparentemente, el padre de Jakelin firmó el formulario, al que The Associated Press tuvo acceso.

La pregunta final es si ella debe permanecer con la población general, remitirse a una sala de atención médica no urgente o ser referida a una sala de emergencias. Se marcó la casilla de “población general”.

Reacciones

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Este nuevo episodio generó preguntas inmediatas de parte de legisladores y otras personas sobre si se pudo haber hecho algo más. Sólo había cuatro agentes procesando a los 163 migrantes, entre los que se encontraban 50 menores sin compañía de un adulto, y un sólo autobús para llevarlos a la estación más cercana, ubicada a 151 kilómetros  de distancia. Apegándose a los protocolos, los agentes no detectaron problemas hasta que fue demasiado tarde.

“Una niña de 7 años no debería morir de deshidratación y choque bajo custodia de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza”, tuiteó el líder de la minoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer.

El inspector general del Departamento de Seguridad Nacional abrió una investigación, y los líderes en el Congreso prometieron que iniciarán otra.

El arresto

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La niña y su padre, Nery Gilberto Caal Cuz, de 29 años de edad, fueron detenidos junto con el numeroso grupo cerca del cruce fronterizo de Antelope Wells alrededor de las 9:15 de la noche del 6 de diciembre.

La zona remota y montañosa alberga pueblos fantasma y edificios abandonados de la época del Viejo Oeste. Es un terreno inmisericorde en el que Gerónimo hizo su última defensa y que permanece aislado en su mayor parte; no tiene servicio de telefonía celular y cuenta con pocos caminos. El puerto oficial de entrada tiene poca actividad durante su horario de 10 a.m. a 4 p.m.

Jakelin y su padre estuvieron detenidos en la instalación, con agua y alimentos, pero sin asistencia médica. Funcionarios del CBP señalaron que conducir de Antelope Wells a la estación más cercana de la Patrulla Fronteriza, en Lordsburg, puede tomar varias horas.

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Arrestar a grupos tan numerosos crea problemas logísticos para los agentes, que deben esperar la llegada de las vagonetas de transporte equipadas con asientos para bebé para llevar a los migrantes a las instalaciones de procesamiento, algunas de las cuales se encuentran lejos de la frontera.

Solo hay un autobús para el transporte de migrantes desde esa zona hacia la base en Lordsburg y, apegándose al protocolo, los otros menores ocuparon el primer autobús mientras Jakelin y su padre esperaban. Se desconoce si Jakelin comió algo o tomó líquidos mientras estuvo detenida.

Horas fatales

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El padre y la hija no abordaron el autobús sino hasta las 4:30 de la mañana. Comenzó a vomitar media hora después. El camión continuó con su recorrido — es imposible recibir atención médica en la zona en la que estaban, aseguran las autoridades — y solicitó por radio la presencia de personal de emergencias en Lordsburg. Cuando llegaron, a las 6:30, la pequeña ya no respiraba.

El personal de emergencia la reanimó y fue trasladada vía aérea a un hospital de El Paso, Texas, mientras que su padre fue llevado por carretera. La niña falleció alrededor de las 12:30 a.m. del 8 de diciembre. Las autoridades indicaron que tenía una inflamación cerebral e insuficiencia hepática. Se programó una necropsia para determinar la causa de muerte. Los resultados podrían tardar varias semanas.

La CBP dijo el viernes que no informó de inmediato sobre el fallecimiento por respeto a la familia, pero que está revisando sus políticas de información. El comisionado McAleenan no mencionó el deceso de la menor al ser interrogado esta semana por los senadores durante una audiencia en materia fronteriza.

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“Los agentes involucrados están profundamente afectados y sienten empatía con el padre por la pérdida de su hija”, dijo McAleenan el viernes. “No podemos enfatizar suficientemente los peligros que representa viajar largas distancias, en transportes atiborrados o expuestos a los elementos naturales a través de áreas desérticas remotas sin comida, agua y otros suministros”.

El padre de la niña se encuentra en Annunciation House, un albergue para inmigrantes en El Paso, dijo su director Rubén García. Indicó que Nery Caal no está haciendo declaraciones a los periodistas, pero que ya tiene un abogado. El grupo planeaba ofrecer una conferencia de prensa el sábado, pero García dijo que el padre no estaría presente.

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