Cuando empiezan a mostrar avisos de política en la televisión, los miembros de la familia Higa prefieren mirar hacia otro lado.
Eike Higa es gay y planea votar por el candidato del Partido de los Trabajadores (PT), Fernando Haddad, en la segunda ronda del domingo. Pero sus padres se inclinan por Jair Bolsonaro, el legislador de extrema derecha que ha hecho comentarios ofensivos hacia los gays.
La joven trata de tomárselo con calma. Dice que tiene buena relación con sus padres, con quienes vive en Sao Paulo. Pero “en un clima político como este, siempre reaparecen las viejas inseguridades”.
Este domingo 28 de octubre se realizarán la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Brasil. Si bien en los últimos días Haddad ha disminuido la brecha aumentando de 41% a 44% la semana pasada, no le alcanza contra el 56% de Bolsonaro, según la última encuesta de Datafolha, que tiene un margen de error es de dos puntos porcentuales..
Según las encuestas, el legislador derechista cuenta con el apoyo de las ciudades ricas, con población blanca y también de electores que alguna vez respaldaron a Lula.
Por otro lado, el noreste de Brasil podría ser la mejor apuesta de Haddad para recuperar el terreno perdido. En la región residen casi 40 millones de los 147 millones de electores del país, y es el único lugar en el que el candidato del PT aventaja al militar retirado, una zona con altas tazas de pobreza y analfabetismo.
Además, el izquierdista se lleva los votos de una parte de la población negra, que asegura que por ningún motivo votarían por el derechista. Según informa El País, «a medida que la piel del elector se oscurece el militar retirado pierde apoyo».
Rechazo
Para muchos, votar por alguno es una opción insoportable, los sondeos indican que ambos candidatos tienen las tasas más altas de rechazo _ definido como cuando un votante potencial dice que no va a apoyar a un candidato específico bajo ninguna circunstancia.
Bolsonaro tiene ventaja sobre su rival en las encuestas, pero ha causado profundo malestar con comentarios ofensivos hacia las minorías y por elogiar la dictadura militar de 1964-1985. Es por esto que tiene el rechazo de los gays, población negra y el recelo de las mujeres.
Por otro lado, Haddad hereda la rabia brasileña acumulada desde la revelación del escándalo de corrupción de la operación “Lava Jato” que incluyó sobornos a políticos ocurrió cuando el PT estaba en el poder.
«Los votantes centristas están huérfanos” en estos momentos, dijo Carlos Pereira, analista político del centro de estudios Fundación Getulio Vargas en Río de Janeiro.
En todo Brasil, una elección especialmente tensa ha dividido familias y distanciado amigos, haciendo que la gente se pregunte si estas fisuras alterarán para siempre el panorama político y cultural del país más grande de América Latina.