El consumo de cerveza en Chile crece año a año. Desde 2007 a la fecha, pasamos de consumir 37 litros a 47, rompiendo récords de importación. El último recuento del año pasado habla de 206 millones de litros, la mayoría desde Estados Unidos, México y Alemania. Pero eso no es todo, ya que la industria nacional también saca réditos de ese auge.
El último encuentro de la Asociación de Productores de Cerveza de Chile (Acechi) hace un mes reveló un dato no menor: la industria de producción nacional es la catorceava en importancia para Chile, representando el 0,1% del PIB chileno.
«El crecimiento y consumo ha sido muy interesante para nosotros. No tanto en la cantidad de productores, ya que muchos nacen y después desaparecen, pero los que se mantienen crecen bastante», dice Ximena Bravo, gerenta general de Acechi. Según cuenta, los 15 años de la asociación gremial han visto crecer la industria a pasos agigantados. Del centenar de productores cerveceros que había por allá por 2002, creció a 300 por estos días.
«La industria crece en general, pero la cervecería artesanal crece a tasas más altas que las masivas», agrega Bravo. Eso, recalca, da cuenta de la versificación del producto, donde antes un schop era simple sinónimo de asados pero hoy incluso acompaña la cocina gourmet.
El último reporte de la Acechi dice que la industria general crece en torno al 3%, pero la artesanal lo hace al 15%.
«Lo que hace a Chile distinto es que nos caracterizamos por ser cooperativos y que estamos apostando a ser versátiles, buscamos variedad. Eso es súper distintivo de otros países», afirma la representante gremial.
Desafíos
En 2016, la producción total de cerveza en Chile fue de 720 millones de litros. De momento, solo el 1% corresponde al mercado artesanal.
Hace cuatro años se fundó Húsares Cerveceros, la sociedad gremial de productores de la Región Metropolitana. Partieron con ocho socios, hoy ya son 12. «Nos unimos porque nos conocíamos y había una cierta cercanía, camaradería. Además nos dimos cuenta que cooperando podemos hacer varias cosas, muchas más si cada uno está por su lado», cuenta Matías Catrileo, tesorero de Húsares y propietario de la empresa de insumos cerveceros Prost.
Según dice, cada año crece la cantidad de clientes y los interesados por los cursos de producción de cerveza que imparten. Pero sobre «ese crecimiento sostenido», identifica un desafío: darle soporte a los emprendimientos nuevos.
«En Santiago debe haber unas 200 cervecerías. La pregunta es cuántas de ellas están formalizadas, porque eso es difícil, todas nacen en casa. Productoras formales deben ser unas 20 o 30», relata Catrileo.
Uno de los ítems pendientes, dice el dueño de Prost, es que la legislación sobre los bares o locales cambie. «Acá en Chile o tienes un bar o eres productor de cerveza, nunca ambos, y a muchos les gustaría tener un bar cervecero donde además elabores tu propio producto. Eso lo hacen mucho en Europa y es bien llamativo. Queremos que de alguna manera las autoridades entienda esta problemática de los permisos porque favorecería a todos: productores, consumidores y al turismo», cierra.