«Mi vida no tiene sentido, estoy vacía por dentro». Así comenzaba el texto que Kimberly Medina compartió por Facebook presuntamente antes de auto infringirse heridas y convertirse en mujer asesina. Mató a su hijo, pero la idea era partir ambos de este mundo. El caso ocurrió en Peñalolén. «Yo con mi hijo menor nos vamos de este mundo y no quiero dejarlo en esta vida de mierda», anunciaba. Según lo que continuaba en el texto, la joven no contaba con amigos. Además estaría rodeada por una realidad que involucraba drogas y alcohol.
«Esa publicación lo que buscaba era que alguien la ayudara», señaló Dominique Karahanian, psicóloga y académica de la Universidad Mayor a Publimetro. Según la especialista en sus palabras la joven manifestaba una «desesperación de dejar a su hijo en un mundo tan adverso». Claramente, estaríamos frente a un trastorno mental. ¿Pero qué puede llevar a una mujer a asesinar a su propio hijo?
Maternidad y el peso de una cultura
Al consultarle a la especialista si sería una depresión post parto ella señala que no cree que sea el caso. Esto pues el menor fallecido tendría cerca de un año y medio. Generalmente esto se da después del parto y por unos meses. Sin embargo, «si una depresión post parto no se trata se puede vincular a otros aspectos», explica. «Acá se reúnen muchos factores. La adaptación a la maternidad puede ser compleja, sobre todo para una mujer en esta cultura. Hay que considerar aspectos psicosociales y la falta de una red de apoyo», señala la especialista.
Si bien, el haber asesinado a su hijo es una opción extrema, según la especialista también deja entrever «una posición extrema de desesperanza». Recordemos que la mujer además de asesinar a su hijo, tenía intensiones de suicidarse. Lo que finalmente la dejó con heridas de gravedad. «La mujer dejaba otro hijo, no tenía trabajo, señala no tener amigos, no se saben datos de su relación en pareja y aún vivía con su madre. A veces la adaptación a la maternidad, sumado a otros aspectos, puede ser difícil», agrega la especialista.
Señales de casos extremos
Sobre las señales en este caso en particular, Karahanian señala que la publicación en Facebook fue clave. «Si lo publicó en una red social es porque necesita ser sorprendida. Es una forma de decirle a sus contactos ‘por favor ayúdame'», explicó. Pese a aquello, la especialista señala que a veces cuando este tipo de publicaciones son reiterativas «las familias tienden a minimizarlo».
En este sentido, la psicóloga de la Universidad Mayor destaca que «a diferencia de la práctica de dejar una carta de suicidio escondida para que sea vista después del acto, la carta publicada en redes sociales es un pedido desesperado para ser contenida».
Otras señales que la especialista destaca como advertencia tienen que ver con las actividades cotidianas. «Depresión no siempre es llanto», aclara. Dejar de hacer actividades que hacen feliz a la persona, estar irritable, estar triste, tener trastornos del sueño, disminuir el el apetito sexual o dejar de comer pueden ser señales de que la persona necesita apoyo.