En medio de la polémica por los más de US$5.600 millones en gastos comprometidos hasta 2021 para los que, según el Gobierno, no hay plata, el exministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, intervino y llamó a ser cuidadosos.
Mediante una carta enviada a «El Mercurio», el renunciado secretario de Estado, afirmó que entiende las presiones que debe enfrentar el ministro Felipe Larraín, debido a la debilitada posición fiscal versus las promesas de campaña y demandas ciudadanas, pero sostuvo que «no debería llevar a análisis incorrectos y exagerados de la situación».
Por un lado, explicó que el déficit fiscal mayor al indicado inicialmente «se revertirá en menos de dos años sin mediar acción ninguna, es decir, el balance estructural mejorará sin esfuerzo en 0,3%».
A su vez, cuestionó la calificación de «gastos comprometidos» dado por Larraín a las presiones por mayor gasto, ya que sostuvo que esto se da todos los años. «No se ha hecho en el pasado y es mala política validar completamente estas presiones, lo adecuado es gestionarlas», enfatizó Valdés.