- Periodista especializado en cine, programador de Sanfic y comentarista en Tele 13 Radio.
Concebidos cuidadosamente tanto para cautivar a los apasionados fans de la trilogía original como para seducir también a las generaciones más recientes, los nuevos episodios de la saga «Star Wars» están superando con total ventaja a las cuestionadas entregas que entre 1999 y 2005 dirigiera el creador de la franquicia, George Lucas. Dos años después de la exitosa resurrección de este popular universo con «El despertar de la fuerza» y precisamente en este 2017, en que se cumplen cuatro décadas del debut de la original «Star Wars», el esperado Episodio VIII, «Los últimos jedi», está siendo recibido en general de manera muy positiva.
Al igual que el capítulo anterior, este episodio recupera el espíritu de la trilogía original, nuevamente funciona y entretiene y en general dejará contentos a los fanáticos, particularmente dependiendo de qué tanto entusiasmo les haya generado el episodio previo: si no les gustó tanto, probablemente éste les parezca mejor, pero si les pareció bien el VII, quizá no encuentren a este nuevo tan espectacular como muchos críticos están proclamando. Lo que sí hay que reconocer es que aunque se podría encontrar más de una semejanza con la notable «El Imperio contraataca», quienes criticaron a «El despertar de la Fuerza» por seguir casi como una fórmula la «Star Wars» original, ahora tendrán menos motivos de queja.
En buena medida el mérito principal es del director y guionista convocado para «Los últimos jedi»: en su cuarta película, el estadounidense Rian Johnson confirma el talento que ya demostrara en «Looper: asesinos del futuro» (2012) y es tan respetuoso de este universo de ficción como lo fue el cineasta anterior -J.J. Abrams, quien acá es productor ejecutivo- pero da la impresión de estar más libre y dispuesto a probar otras rutas, por mucho que todo pareciera seguir un esquema ya bastante conocido, una vez más con un notorio despliegue de efectos especiales y batallas que de todos modos no sepultan el fuerte componente emotivo. Mal que mal, Luke Skywalker al fin está de vuelta, esta es la última aparición que Carrie Fisher alcanzó a filmar como la princesa Leia, habrá más de una sorpresa y algún golpe al corazón para los fans de la saga y además tiene dos o tres momentos que desde ya podrían ser considerados entre lo más icónico memorable de la filmografía «Star Wars».
A lo largo de dos horas y media -el más largo de los ocho episodios oficiales-, «Los últimos jedi» sigue sacando partido a sus personajes clásicos, pero también permite seguir desarrollándose a algunos de los nuevos -destaca nuevamente el carismático Poe Dameron de Oscar Isaac- insistiendo no sólo en la creciente importancia de los roles femeninos, sino además en las reivindicaciones raciales en su elenco, e incluso las de género. Pero hay que reconocer que en buena parte del filme ni la historia es particularmente fascinante ni sus conflictos son totalmente interesantes, y recién toma más fuerza en su potente último tercio, que sí permite mantener viva «la chispa», como los mismos personajes reiteran más de una vez al referirse a la Fuerza.
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