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El reclamo del personal de aseo de la U. de Chile por los “excesos” de estudiantes tras carretes en Juan Gómez Millas

Para nadie es un misterio que cada vez que se acaba una jornada de estudio, los universitarios buscan alguna actividad para relajarse y disfrutar junto a sus compañeros algo para beber y olvidar que les fue mal en una prueba o que alguno de los profesores “los rajó”.

En algunos casos, los alumnos disfrutan de las extensos patios con los que cuentan sus universidades para disfrutar de estas actividades, las que en más de alguna oportunidad terminan en un carrete un poco más que cargado a los excesos.

Eso fue lo que los funcionarios del aseo del Campus Juan Gómez Millas, de la Universidad de Chile reclamaron e hicieron público, los “excesos” de los alumnos que participan de las fiestas que ahí se realizan.

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La carta, dirigida a la administradora del Campus, María Loreto Urrutia, pone en evidencia que muchas veces los funcionarios deben limpiar las “desagradables” sorpresas que quedan en el recinto.

Extendemos a través del presente documento, nuestro malestar e informar los excesos que cometen alumnos en las dependencias de los aularios, los días jueves intermitentemente y los días viernes de cada semana”, dice la misiva.

La que deja claro que aunque no están en contra de las actividades recreativas, si están molestos por las actitudes de los alumnos que entorpecen y perjudican su trabajo.

“No estamos en contra de las actividades recreativas, pero estamos cansados (as) de lo que va en contra de nuestro trabajo, pues se realiza bajo presión por un miedo constante de que entren a la sala que se está limpiando: ‘gracias a que estamos atentas, en constantes coordinaciones y el apoyo de jefaturas no hay más destrozos’”, dicen.

Sobre lo que deben enfrentar los funcionarios, denuncian que “defecan fuera de las rejas norte y sur de cada aulario, orinan  en todos los rincones y puertas de ambos aularios, vomitan y beben  en los baños, saltan bebidos arriba de los lavamanos, mantienen relaciones sexuales en zócalos y pasillo y se encuentra ropa interior usada en pasillos y baños”.

Los funcionarios alegan además que quedan expuestos a malos tratos e insultos “porque los alumnos no miden las consecuencias de sus actos al estar en estado de ebriedad”.

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