El balance del ataque «químico» contra una ciudad siria se eleva a 72 muertos, entre ellos 20 niños, según un nuevo balance difundido el miércoles por el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
«También hay 17 mujeres entre las víctimas. El número aún podría aumentar porque hay personas desaparecidas», precisó la ONG, que previamente había dado un balance de 58 muertos.
Almacén terrorista
La aviación siria bombardeó un «almacén terrorista» que contenía «sustancias tóxicas», anunció el miércoles Moscú, un día después de un presunto ataque químico en el noroeste sirio en el que murieron, según el último balance, al menos 72 civiles.
«Según los datos objetivos del control ruso del espacio aéreo, la aviación siria bombardeó cerca de Jan Sheijun un gran almacén terrorista», declaró en un comunicado el ministerio ruso de Defensa.
Se trataba de «un taller de fabricación de minas artesanales, con sustancias tóxicas», afirmó el ministerio, sin precisar si la aviación siria lo había bombardeado voluntariamente o no.
«El arsenal de armas químicas» estaba destinado a combatientes en Irak, añadió el ministerio, calificando sus informaciones de «enteramente fiables y objetivas».
El uso de ese arsenal «por parte de terroristas ha sido probado en varias ocasiones por organizaciones internacionales y autoridades oficiales» de Irak, insistió.
El ejército ruso no precisa si el régimen sirio estaba al tanto de la presencia de armas químicas y hace recaer la responsabilidad sobre los «terroristas», acusándolos de poseer armas químicas.
Según un último balance del Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), al menos 72 civiles, entre ellos una veintena de niños, murieron en el ataque aéreo que les provocó convulsiones y asfixia. El bombardeo fue en Jan Sheijun, un feudo rebelde y yihadista del noroeste sirio.
La oposición siria acusó desde el principio al «régimen del criminal Bashar» al Asad de haber perpetrado el ataque con «obuses» que contenían «gas tóxico» y llamó al Consejo de Seguridad de la ONU a abrir inmediatamente una investigación.
Washington, Londres y París acusaron igualmente a Damasco, que lo niega e incrimina a los rebeldes.