Rusia y China vetaron hoy en el Consejo de Seguridad de la ONU un proyecto de resolución que intentaba imponer sanciones al régimen sirio por el uso de armas químicas en el conflicto bélico de ese país.
La propuesta, que estaba defendida por Estados Unidos, Francia y el Reino Unido, contó con el apoyo de nueve países, otras tres naciones se abstuvieron y tres representantes votaron en contra, incluidos los de Rusia y China, que ejercieron su derecho de veto.
Es la primera vez que Rusia y China vetan un proyecto de resolución en el Consejo de Seguridad de la ONU desde que llegó a la Casa Blanca el republicano Donald Trump, el pasado 20 de enero.
La iniciativa estaba siendo negociada desde diciembre pasado, impulsada inicialmente por Francia y el Reino Unido, aunque en las gestiones se unió posteriormente Estados Unidos.
Las sanciones estaban dirigidas contra once representantes del régimen de Bachar al Asad y diez instituciones por su vinculación con tras ataques químicos contra civiles en Siria confirmados por un equipo especial de investigadores vinculado a la ONU.
Además de Rusia y China, también votó en contra Bolivia, que ocupa uno de los asientos no permanentes del Consejo de Seguridad.
Se abstuvieron los representantes de Egipto, Etiopía y Kazajistán, y votaron a favor, además de los tres países que defendían la iniciativa, Italia, Japón, Senegal, Suecia, Ucrania y Uruguay.
Rusia ya había anunciado que vetaría la propuesta, aunque se desconocía qué posición adoptaría China finalmente.
«Estoy consternado por el veto a la resolución de hoy de Rusia y decepcionado porque se haya unido China», afirmó el embajador británico, Matthew Rycroft.
Es la séptima ocasión en los últimos cinco años que Rusia ha vetado una resolución contra el régimen sirio en el Consejo de Seguridad a raíz del conflicto armado que estalló en ese país en 2011.
Antes de la votación, el embajador francés ante la ONU, François Delattre, defendió la iniciativa y acusó al régimen sirio de «usar repetidamente» armas químicas contra los civiles de ese país, algo que, añadió «continúa todavía hoy».
«Está en juego nuestra credibilidad», agregó el diplomático.