El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, aseguró en un mensaje navideño difundido por el canal estatal VTV que el año 2017 será un tiempo «victorioso» para el país, aquejado por una profunda crisis durante los últimos años y por recientes disturbios a raíz de la escasez de dinero físico.
«Después de tanta lucha y sacrificio este pueblo se merece una navidad en paz, donde reine el amor y la alegría, abrazados a nuestras hermosas tradiciones, preparando hallacas (plato tradicional) para la cena de Navidad», dijo Maduro en un breve video que presentó el diputado chavista Diosdado Cabello.
Estas palabras suenan contradictorias teniendo en cuenta que el precio de un kilo de harina de maíz -base para preparar las hallacas, plato típico navideño en el país, parecido a las humitas chilenas, se triplicó tras la actualización de precios regulados con miras a estimular la producción y mitigar la grave escasez de alimentos.
El costo de venta de este producto esencial en la dieta del venezolano pasó de 190 a 639 bolívares (64 dólares a una tasa reservada por el gobierno para la importación de alimentos y medicinas), informó la Superintendencia de Precios Justos.
Según registra el diario venezolano La Nación, al realizar el cálculo total se tiene que para una receta de 50-60 hallacas se necesitan casi 120.000 bolívares, es decir, 4,4 salarios mínimos (Bs 27.092). El costo también podría cubrirse con dos bonos de alimentación (Bs 63.720), pero hay que tomar en cuenta que la mayoría de los ingredientes aumenta su valor cada 48 horas. Entre noviembre y la fecha actual se registra un incremento de más de 40.000 bolívares, lo que es igual a 71,4%.
Aparte, debido al agudo desabastecimiento, el kilo de harina de maíz en el mercado negro puede llegar a costar hasta 4.000 bolívares, seis veces más que el nuevo precio oficial.
Esto, unido a la escasez de productos, la inflación y la crisis de efectivo estropean el espíritu navideño entre los venezolanos: en la cena faltarán platos tradicionales y habrá menos regalos, convirtiendo el poder cumplir con las tradiciones en un camino cuesta arriba.
“Las cenas serán todas a contribución, cada uno lleva algo que sea parte de la cena. Ya son pocas las personas que logran hacer el plato navideño venezolano por su parte (hallaca , pan de jamon, ensalada de gallina, pernil y ponche crema). Es decir, en épocas anteriores los anfitriones lograban hacer una cantidad de hallacas grande, como para todo una familia de 5 hermanos y sus hijos y comían hallacas todo el mes de diciembre… Este año a lo mucho la gente ha hecho 30 hallacas o algo así. La harina pan además de estar carísima está desaparecida”, explica Isabel, caraqueña de 33 años.
Para mas añadidura los venezolanos viven un nuevo capítulo de crisis económica: el retiro del billete de mayor denominación (que equivale a 5 céntimos). El presidente Maduro anunció inesperadamente la medida durante un discurso televisivo el pasado domingo 11 de diciembre, en el que denunció que Colombia y Estados Unidos organizaron una operación clandestina de sacar papel moneda para desestabilizar al país. Seis días después extendía su vigencia hasta el 2 de enero. En el camino, disturbios, toques de queda y saqueos en el interior del país, colas en comercios, en bancos y caos en una época de alto consumo, la Navidad.
Esto ensombreció aún más el panorama de este 2016, dejando tres fallecidos en Ciudad Bolívar, cientos de detenidos, un gran número de comercios arruinados y poblados militarizados.
“Las navidades son simplemente para compartir y reunirse entre amigos, pero este año no se siente así, porque compartir significa gastar, llevar algo de comer, de picar, algo para tomar o algún regalillo, entonces hay gente que directamente no se está reuniendo”, comenta Isabel.
Según una encuesta reciente, alrededor del 38,5% de los venezolanos piensa que esta Navidad será peor que la pasada, y un 35% considera que serán las peores de sus vidas, según Ratio/UCAB, una consultora de la Universidad Católica Andrés Bello, una de las principales del país, en alianza con la firma local Ecoanalítica.
“Los venezolanos tenemos maneras de vivir la vida todavía con mucho positivismo y logramos hacer lo que se puede, compartimos el pan en pedacitos más chiquito y entre muchos, pero logramos como sea, compartir”, concluye Isabel.
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