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Hoy, a las 22 horas de Chile, los candidatos a la presidencia de Estados Unidos, Hillary Clinton y Donald Trump, se subirán por fin al escenario de la Universidad de Hempstead de Nueva York, se darán la mano y se dirigirán a sus estrados para presentar y debatir sus ideas de gobierno. Los temas a tratar ya fueron definidos por la Comisión Organizadora de Debates, y variarán entre la economía, la seguridad y la dirección del país.
Será el segundo evento más visto del año en Estados Unidos después del SuperBowl. En las calles y en las televisiones lo promocionan como si fuera la final de Wrestelmania, y la gente lo espera como tal: un show televisivo. Es tema de conversación en las hamburgueserías y en los bares de deportes. Los expertos esperan que la participación en la elección del 8 de noviembre sea la más alta en los últimos 20 años: cerca del 64 por ciento.
¿Cómo llegan al debate?
“El primer debate puede ser decisivo, y ya ha sido decisivo en otros procesos”, dice John Zogby, fundador de la consultora internacional de opinión Zogby Poll. Y después de una semana horrible para Hillary Clinton, en la que estuvo fuera de campaña por problemas de salud, ambos llegan empatados técnicamente en las encuestas: según RealClear Politics, Clinton supera a Trump por 2,5 puntos porcentuales a nivel nacional. Una diferencia demasiado estrecha como para que la candidata demócrata esté tranquila. “Este debate será determinante porque hará que los indecisos decidan su voto”, apunta Zogby.
Uno de los objetivos claros es el voto “millennial”. Los jóvenes nacidos después de 1980 aptos para votar conforman el 31 por ciento del electorado, y de ellos el 41 por ciento son no blancos. Por otra parte, muy pocos de ellos se consideran conservadores. Eso debería facilitar la tarea a Hillary Clinton, pero la ex secretaria de Estado no ha podido convencer a los “millennials”, a pesar de haber adoptado en su programa de gobierno parte importante de las propuestas de Bernie Sanders: poco más del 80% del apoyo que consiguió Sanders en las primarias provenía de los jóvenes estadounidenses, según Zogby Poll.
Trump ha moderado su comportamiento durante el último tiempo, lo que le ha permitido mantenerse cerca de Clinton en las encuestas. “De todas formas, Trump es imprevisible”, explica Elizabeth Sherman, profesora del Departamento de Gobierno de la American University de Washington. Según explica, una de las grandes dudas del debate es cómo manejará Hillary Clinton a Trump, un tipo que ya demostró en los debates de las primarias que a punta de insultos e indirectas puede sacar a cualquier contrincante de sus casillas. “De todas formas, Clinton está muchísimo mejor preparada que Trump, y tiene que ser consciente de ello” explica Sherman.
El papel de los inmigrantes y los estados clave
“Serán los afroamericanos, los latinos y los asiáticos los que harán la diferencia”, dice Elizabeth Sherman. “Su participación ha sido cada vez mayor en las últimas tres elecciones que la de los blancos”, agrega. El problema es que muchos de ellos no votarán por Trump, pero tampoco quieren hacerlo por Clinton. El debate también debiese estar dirigido a ellos, en un país donde el 37 por ciento de los trabajadores gana menos que en su trabajo anterior.
De ahí que el manejo del temario del debate sea fundamental: los estados clave, o “swing”, son principalmente Ohio y Colorado, que entrega 18 y 9 votos electorales, respectivamente. Ohio y toda la región del “midwest”, como Michigan, se han visto afectados por la crisis económica del 2008 al ser principalmente estados industriales. Las fábricas cerraron y llegó la cesantía, la pobreza y la decadencia. Y aunque ciudades como Detroit (Michigan) se están recuperando del golpe, el recuerdo aún está latente. Colorado, por su parte, cuenta con una población liberal urbana concentrada principalmente en Denver, mientras que las zonas rurales son extremadamente conservadoras.
Para John Zogby, de todas formas, no hay que quitarle el ojo al papel que juegue Pennsylvania. En este estado, que entrega 20 votos electorales, Clinton lleva una ventaja de poco más de 5 puntos porcentuales según RealClear Politics. También se han visto afectados por la crisis económica, sobre todo al interior conservador. Ellos son quienes, aseguran, Estados Unidos debe volver a ser grande otra vez.
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