Un insecto resistente a los pesticidas y portador de parásitos devastadores para los cultivos fue hallado por primera vez en la naturaleza en Estados Unidos, encendiendo alarmas por los riesgos para los cultivos de frutas y verduras.
La mosca blanca del tabaco fue descubierta en abril en los jardines podados del rico condado de Palm Beach, en Florida (sureste), donde los jardineros rocían periódicamente con insecticidas los parterres de flores y los arbustos.
Este insecto, una de las especies más invasoras del mundo, ya había sido encontrado en un vivero privado en Arizona (suroeste) hace más de diez años y desde entonces había sido reportado en 20 estados. Pero siempre fue visto en invernaderos o en viveros, no en la naturaleza.
Esta es la primera vez que se encuentra en un hábitat natural en territorio estadounidense, lo que constituye una amenaza real para los cultivos de tomate, frijoles, algodón o de melones.
«El problema va a ser mucho más difícil de controlar» y podría ser imposible erradicarla, estima Lance Osborne, profesor de entomología de la Universidad de Florida.
«Lo que lo hace realmente diferente es esa resistencia a los pesticidas», agrega durante una reunión de decenas de productores que querían aprender más sobre este insecto en Homestead, una zona agrícola cerca de Miami.
«El mejor tratamiento del que disponemos mata 90-91% de ellas», sostiene Osborne.
La mosca blanca absorbe la humedad de las hojas y en sus excrementos se reproducen los hongos. Las hojas se vuelven marrones, lo que complica la fotosíntesis. Además, este insecto transporta más de cien enfermedades virales que debilitan a las plantas y pueden hacer las frutas y los vegetales no comestibles.
«Una calamidad mayor»
Hay decenas de tipos de moscas blancas en todo el mundo. Esta, de biotipo Q y cuyo nombre científico es Bemisia tabaci, tendría su origen en regiones mediterráneas, probablemente en los campos de tomate de España y Portugal, países donde se ha vuelto resistente a los pesticidas.
El peligro ha sido tomado muy en serio en Europa, cuyas autoridades llaman a los agricultores a mantenerse vigilantes, y hasta en Israel, donde igualmente el insecto resiste al tratamiento.
Para el ministerio de Medio Ambiente de Reino Unido, este insecto «tiene el potencial de convertirse en una calamidad mayor».
En Florida, se ha hallado en abril en más de 40 sitios naturales en todo el estado.
La mosca blanca puede vivir en 600 tipos de plantas diferentes, 300 de las cuales se cultivan en Florida, según el departamento de Agricultura.
«Además del hecho de que es resistente a los pesticidas, también estamos preocupados por el número de plantas donde se puede instalar», afirma Osborne. «Ellas encontrarán siempre algo que atacar en la tierra».
El biotipo Q no ha hecho todavía demasiado daño en Florida, pero las autoridades refuerzan los controles e inspecciones, preparando los planes para tratar de controlar la proliferación de este áfido, por ejemplo imponiendo cuarentenas cuando sea necesario.
Un riesgo para dos millones de empleos
«El áfido biotipo Q representa un serio riesgo para la agro-industria en Florida, lo que representa 120.000 millones de dólares, y los dos millones de empleos que dependen de ella», advierte Adam Putnam, comisario de Agricultura de Florida.
Otros tipos se consideran responsables en parte de la hambruna en África y han causado estragos en la agricultura en el sur de Estados Unidos en las décadas de 1980 y 1990.
Los agricultores de la región han ido tomando conciencia del peligro y se les anima a revisar regularmente sus plantas. También pueden enviar gratuitamente muestras al laboratorio del ministerio de Agricultura estadounidense (USDA) para su análisis.
Y las autoridades llevan a cabo numerosos controles sin previo aviso, aunque esto no agrade a todo el mundo.
Osborne instó a los agricultores a no entrar en pánico: el arsenal de insecticidas existentes en la actualidad es más eficaz que hace 30 años y «podemos controlar mejor los jardines o cultivos infestados si combinamos productos y establecemos un programa» de combate, aseguró.
Sin embargo, no existe una fórmula mágica: si bien estos insecticidas son más poderosos que antes, también son señalados de diezmar las poblaciones de abejas y otros insectos polinizadores necesarios para los cultivos.
Y dada la naturaleza resistente del adversario, las soluciones naturales u orgánicas no funcionarían, lamenta Osborne.
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