La ANFP se encuentra atada de manos. A sabiendas de que la continuidad de Reinaldo Rueda se ha tornado prácticamente insostenible luego de la histórica derrota en Venezuela, y con más de cuatro meses por delante para los próximos partidos eliminatorios, la intención de cortar el proceso y buscar con tiempo a un reemplazante choca con los casi nulos recursos que tiene el organismo de Quilín para finalizar el vínculo de forma unilateral.
El pacto firmado con el entrenador colombiano establece una cláusula de salida líquida cercana a los 2,2 millones de dólares, para cualquiera de las dos partes que quiera ponerle término anticipado. Este monto se eleva a casi US$4.500.000, considerando que habría que pagar los contratos completos que les restan a los demás integrantes del cuerpo técnico -quienes no tienen cláusulas de partida- y los impuestos correspondientes, alrededor de un 30% extra.
Por ello, personeros de la Asociación ya tomaron contacto con el caleño, para conocer su postura al respecto. Sin embargo, el seleccionador derivó las conversaciones hacia su representante, quien se ha mostrado inflexible en relación a la cifra estipulada en el papel, sin siquiera ofrecer la posibilidad de iniciar una negociación para una rebaja.
Con este escenario, los dardos de la dirigencia del fútbol apuntan a la administración de Arturo Salah, quien firmó este contrato con “Rei” a principios de 2018, y que deja pocas opciones para dar un golpe de timón. Sebastián Moreno también sondeó esta alternativa y se dio cuenta de que no era factible.
“Salah nos dejó de herencia este contrato, que impide hacer cualquier revisión del mismo”, reclaman desde el seno directivo. “Además de ser extremadamente oneroso, de cuantía mayor que el que tuvo Bielsa y casi tan alto como el de Sampaoli, hace que la Anfp esté en una situación de rehén y no pueda siquiera pensar en ponerle término”, lanzan.
