Una de las drogas más adictivas para los deportistas, viene del placer que produce el enviciamiento de sus emociones cuando tiene que competir, se aprieta el estómago, se te quita el apetito, quieres acortar las horas previas al partido, estás ansioso, te abrochas los cordones de las zapatillas en forma reiterada y todo esto ocurre porque cuando la contienda va en serio, tu cuerpo físico y mental, toman conciencia que se preparan para ser exigido al máximo.
Hace 30 años don Orlando Aravena, entrenador de la selección chilena que competía en Copa América Brasil 1989, me dijo la noche anterior al partido contra Argentina de Maradona y Caniggia que sería titular, que mi función sería atacar por el centro y en el retroceso debía marcar al contención contrario, desde ese minuto y hasta el partido mis emociones y mi cabeza sólo admitían pensamientos sobre el inicio del partido.
Siempre escuché decir a los futbolistas de todas las épocas, que cuando no sintieran (metafóricamente) esas mariposas en su estómago, entonces dejarían de jugar.
Ese conjunto entremezclado de sueños, sensaciones, temores, anhelos y expectativas, es lo que deben estar sintiendo hoy los jugadores de nuestra selección chilena, a sólo horas de disputar su partido inaugural contra la disciplinada selección de Japón.
El tricampeonato es una realidad, no un imposible, y el simple hecho de que se tenga una oportunidad, ya es motivo para que cada jugador genere en su mundo interior una verdadera erupción de pensamientos y desórdenes pasionales y que terminan controlando cada uno a su modo, a esto obedece que los comportamientos sean tan diferentes antes del partido. Algunos van muchas veces al baño, otros piden masajes, las imágenes fotográficas de santos y vírgenes son pegadas en sus asientos, así nacieron las cábalas.
Como entrenador se vive diferente, las variables se multiplican para reducirse única y exclusivamente en decisiones a tomar. En la Copa América de Perú 2004 en el partido contra Paraguay, hice debutar a Claudio Bravo con 21 años. Se estrenó con un manotazo errado que nos significó un gol, pero que seguro lo estimuló para fraguar al superclase que ha demostrado ser.
Hoy se le terminó el tiempo de probar a Reinaldo Rueda, hoy el equipo tiene que ser competitivo, a partir de hoy conoceremos a fondo las virtudes y debilidades del DT nacional, la competencia te expone, te muestra, entra en la intimidad del camarín y de los entrenamientos.
La selección de Japón obligará a que la selección de Chile haga pública su expresión de juego y su oferta futbolera, claro, porque cuando se juega por los puntos los duelos son de verdad y tal como el rendimiento corresponde individualmente a cada jugador, la estrategia colectiva de juego y el cómo juega un equipo son responsabilidad del entrenador, conceptos tácticos como, en qué sector de la cancha el equipo hará presión para recuperar la pelota, se atacará por dentro o por fuera, la importancia de la “pelota detenida” se transformará en una cualidad del equipo o ¿tan solo será un suceso fortuito?
El palmarés de Reinaldo Rueda lo posiciona como un entrenador exitoso y esta Copa América pondrá a prueba todas sus capacidades, sobre todo el ítem de encender el “Fuego Sagrado” de esta Generación Dorada, entonces atice las brasas no más don Rei, que el carbón que tiene es de espino.