La selección chilena llegaba al 2017 con un panorama más que auspicioso. Tras el bicampeonato de América, tenía por delante dos desafíos como para reafirmarle al mundo que estaba en la élite planetaria.
El primero fue la Copa Confederaciones, en Rusia, donde la “Roja”, luego de sortear invicta la fase de grupos y dejar en el camino en semifinales al Portugal de Cristiano Ronaldo, con una actuación fenomenal de Claudio Bravo en la definición por penales, se enfrentó a Alemania en la final. Sin embargo, en el partido decisivo, un grosero error en la salida de Marcelo Díaz permitió el gol de los germanos, quienes se llevaron el trofeo de forma inmerecida por lo visto en la cancha.
Pese a la derrota, la buena actuación en tierras rusas avizoraba un tranquilo cierre en las Clasificatorias, pues el fixture asomaba más que abordable, con duelos como local ante Paraguay y Ecuador, y una visita a Bolivia, donde al “Equipo de Todos” le había ido bien en los últimos tres procesos premundialistas. No obstante, la dura caída por 3-0 a manos de los guaraníes y el categórico traspié en La Paz, con otra falla garrafal de “Carepato”, pusieron la pista cuesta arriba.
La agónica victoria sobre los del Guayas dejó al combinado nacional con vida de cara al compromiso en Sao Paulo contra Brasil, pero el “Scratch” le pasó por encima al cuadro de Juan Antonio Pizzi y lo dejó fuera del Mundial, que hubiese sido su tercero consecutivo. En un año que pintaba para consagratorio, Chile se quedó sin pan ni pedazo.
