Por: Mauricio Valencia (@Maurolog0), Colo Colo de Todos (@colocolodetodos)
Con gusto amargo nos dejó la derrota del sábado en Temuco. Sabíamos que se trataría de un partido complicadísimo de visita, no solo por ser una cancha en la cual se dejó escapar un triunfo de manera infantil el campeonato pasado, sino además porque su DT plantea bien los partidos contra Colo-Colo, y en los equipos que ha dirigido siempre nos ha sacado buenos resultados, incluso en el Monumental.
El comienzo del Cacique fue bueno, pero al ir avanzando el tiempo Temuco logró anular el mediocampo nuestro y con eso la posibilidad de llegar al arco contrario con claridad. Pese a ello, Colo-Colo se mostraba sólido en defensa, aún después de la muy lamentable lesión de Meza, y fueron pocas las llegadas sobre el arco de un Orión que siempre supo responder cuando fue requerido. El trámite parecía encaminarse hacia un empate salvo que algún equipo cometiera un error.
Pero vino la expulsión del joven Berríos y todo fue oscuro para el Cacique.
Guede movió las piezas ordenando el ingreso de Valdés en desmedro de Morales, lo que acabaría siendo un error pues ante la posibilidad de atacar con un solo delantero la potencia y velocidad del joven atacante se hacía necesaria dentro de la cancha. No quiero decir con esto que Paredes debería haber salido, sino que la alternativa pasaba por un reordenamiento dentro de la cancha, con Paredes un par de metros retrasado para apoyar a Valdivia y alguno de los laterales alternando para acompañar a Morales. Pero todo lo que se pueda decir post-partido está de más.
Porque más encima, otro partido se jugaba fuera del rectángulo de pasto. Pese a ser el cuarto árbitro, Patricio Polic decidió ser el protagonista de la jornada. Una decisión que dejó muy clara desde la previa del partido, colándose en el centro de la tradicional foto del trío arbitral con los capitanes. Durante el juego, prácticamente dirigió el juego pese a encontrarse mucho más lejos que Deischler (el que se supone era el árbitro) de todas las jugadas. Fue Polic quien impuso sanciones como la primera amarilla de Berríos y la segunda amarilla para Zaldivia, además de provocar a lo largo de todo el partido con su habitual y conocida prepotencia al banco de suplentes colocolino.
Lo de Polic sin duda incidió en el trámite del partido y en los ánimos de los jugadores. Pero siendo sinceros, no incidió en el resultado propiamente tal. Al fin y al cabo, el penal de Zaldivia fue mano, y la segunda amarilla de Berrios se ajustaba a reglamento más allá de lo discutible de su primera tarjeta. También cabe resaltar que un jugador no puede ir en plancha como lo fue Benjamín sabiendo que tiene amarilla y puede dejar al equipo con un jugador menos. Es un jugador joven y en etapa de aprendizaje, y de seguro este será un aprendizaje valioso. Que así sea, porque condiciones tiene.
Pero lo más preocupante no es un error puntual de uno u otro jugador. Lo más inquietante es la actitud de nuestros jugadores en momentos complicados y con sanciones ya cobradas, en las que nada se puede hacer para revertirlas. Las señales que se entregan a nivel directivo tampoco ayudan a corregir aquello. Durante la semana vimos a Ormeño declarar que el Tribunal de Disciplina está compuesto por hinchas del archirrival. ¡Tremendo descubrimiento! desde que tengo uso de razón que ese tribunal ha tenido esa composición y nunca ha sido impedimento para ganar títulos.
Colo Colo no puede seguir descansando eternamente en la queja arbitral, pues con ello estamos pasando por alto un problema grave: la capacidad de sobreponerse a la adversidad al momento de las definiciones. Errores arbitrales siempre van a existir, arbitrajes abiertamente contrarios a Colo-Colo también. Personalmente sí creo que hoy existe animosidad arbitral hacia el Cacique, pero tampoco ayuda lo fácil que pisamos el palito una y otra vez. Y los únicos perjudicados con ello somos nosotros mismos.
Quedan 4 fechas en las que Colo-Colo depende de sí mismo. Tal como ha dependido de sí mismo en cuatro de los últimos cinco campeonatos, de los cuales sólo pudo adjudicarse el Apertura 2015. El rival más difícil no será Unión Española, Everton, Curicó ni Huachipato. Tampoco lo será el árbitro -¡ni tampoco el cuarto árbitro!- de cada uno de esos partidos. El rival más difícil será nuestra propia capacidad de afrontar un momento de alta presión, sin descansar en factores externos para restarnos responsabilidad. Ese será el gran desafío, pues sin duda alguna tenemos las armas para ganar lo que nos queda y esperar que se caigan los rivales como ha sido la tónica de este irregular campeonato. Colo-Colo debe vencer al Colo-Colo de los últimos años.