Estilo de Vida

Lo que se sabe hasta el momento del macabro caso de Abril Sosa

Su nombre era Abril Alejandra Sosa, tenía cuatro años, pero cumpliría cinco en poco tiempo. Vivía en Córdoba con su familia, el mismo lugar en donde fue asesinada.

El sábado fue el último día en que sus papás la vieron. Al perderla de vista, rápidamente pusieron la denuncia por desaparición. Todos sus conocidos, parientes y vecinos se unieron a ellos para buscarla, pero finalmente, fue asesinada por uno de sus más cercanos.

Desapareció un día de lluvia, precisamente este sábado a las once de la noche, mientras jugaba al frente de su casa ubicada entre las calles República y Tissera, en el barrio General Bustos al norte de Córdoba.

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Mientras ambos padres testificaban, el caso fue dado a conocer por el colectivo Ni Una Menos, aunque hasta ese entonces, que estuviera muerta era solo una sospecha.

Las horas pasaban, y no había rastro de Abril, la niña de pelo ondulado. Dos días después, el lunes, los policías ya habían sacado a sus perros para rastrear el perímetro.

Durante esas primeras 36 horas, medios argentinos vinculaban su desaparición con un supuesto ajuste de cuentas entre narcotraficantes, aunque en ese momento, la fiscal a cargo no quiso entregar más detalles sobre tal hipótesis a la prensa.

Este lunes a las una de la tarde se registraban barricadas en protesta por su desaparición. Durante la tarde, su cuerpo fue encontrado en un terreno baldío. El principal sospechoso había sido detenido, y tras horas de interrogatorio, fue él quien guió a los policías hasta el lugar donde encontraron a la pequeña Abril.

El lunes solo se sabía que el hombre tenía las iniciales D.L , hoy jueves, se sabe que fue Daniel Ludueña, su vecino, a quien llamaba “tío”.

«Ya sospechábamos de Daniel Ludueña”, fue la declaración de Mayra Sidra, la madre de la pequeña. El asesino había compartido mesa con la familia, dijo estar preocupado por la desaparición, y claro, él fue el último en estar con ella. Los vecinos de la familia, en sus testimonios, dijeron que lo vieron salir a comprar dulces con la niña.

Mayra está embarazada, y de sus siete hijos, perdió prematuramente a una.

Ludueña, único acusado

Luego de que se conoció la identidad del acusado, su casa fue atacada a piedrasos. Era albañil y pintor, también tenía antecedentes por delitos contra la integridad sexual. Vivía  en una pensión a solo cien metros de la casa de la familia Sosa.

Testigos afirmaron haberlo visto horas antes comprando un lápiz labial y un par de aros. También hay testigos que lo vieron llevándose a la niña.

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Mientras la buscaban, el asesino siempre estuvo ahí. Incluso había prestado declaración, dijo que ese fatídico día la acompañó a un negocio a comprar dulces, y que luego dejó a la pequeña de cuatro años irse sola a su casa. Eso ya sonaba terrible, pero el resto terminó por destruir el corazón de los transandinos.

Su asesino confesó que la raptó y luego la ahorcó. Trasladó el cuerpo en un taxi, lo llevaba dentro de un bolso, había sido estrangulada.

“Nos dijeron que había abusado de su sobrino y lo había matado, que abusó de su hermana también, pero en ese momento no sabíamos nada”, relató Cristian Sosa, el padre de Abril, en declaraciones con radio Mitre Córdoba. 

A su vez, Sosa declaró que el asesino fue capaz de darle palmadas en su espalda, y decirle “ya va a aparecer”.

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La fiscal a cargo del caso, Claudia Palacios, confirmó que todo indica que la niña pudo haber sido abusada, a pesar de que aún no se conocen los resultados de la autopsia.

Hasta el momento, la única persona que cree en la inocencia de Ludueña es su propia madre, quien aseguró en medios locales que su hijo fue apaleado para confesar el crimen, insistió en que lo amenazaron de muerte, a pesar de que su frase terminó en que no pone las manos al fuego por él.

A pesar de haber encontrado al culpable, sigue la controversia

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Palacios ha sido criticada por su rol de fiscal en el caso, principalmente por el tiempo que desperdició investigando posibles nexos con narcos, y por otro lado, investigando la culpabilidad de los padres de la menor.

«Desde el primer día sabíamos que era él, pero la justicia se enfocó en mí y en mi señora, pensando que era un ajuste de cuentas contra nosotros», denunció Cristian Sosa al canal de noticias TN.

Las acusaciones de la fiscal, se deben principalmente al pasado de la familia Sosa. “Sí, antes sí vendíamos (drogas), pero era una cosa pequeña, al menudeo, como para darle algo de comer a nuestros hijos. Imagínese que si hubiéramos sido narcos no viviríamos como vivimos, ni vidrios tiene esta pieza”, dijo el padre de la pequeña para el medio La Voz.

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Hoy despidieron los restos de la menor, mientras la justicia espera los resultados de la autopsia, que probablemente arrojará que fue abusada y eso haría que deriven el caso a una fiscalía de integridad sexual en Córdoba.

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