El autismo es un trastorno que causa dificultades para comunicarse y para interactuar con otros. Algunos de los síntomas más conocidos son los intereses obsesivos y los comportamientos repetitivos.
Pero aunque es menos sabido, lo cierto es que algunos trastornos del espectro autista también generan conductas agresivas, a veces incluso violentas.
Uno de los casos más severos es el del Síndrome de Evitación patológica de la demanda (en inglés Pathological Demand Avoidance o PDA por sus siglas en inglés).
El programa de Victoria Derbyshire de la BBC habló con familias con niños autistas que están luchando para hacer frente a sus arrebatos violentos.
Las imágenes captadas en una tablet muestran cómo Jamie golpea a su madre y le escupe en la cara mientras ella llora.
El niño de 7 años padece de PDA, lo que significa que una simple solicitud para hacer algo puede llevar a una crisis violenta que puede durar horas.
Este tipo de comportamiento no es culpa de los niños con PDA, ya que es la condición la que los incita a comportarse de esta manera. En algunos casos, no saben lo que están haciendo.
El incidente captado en video surgió porque Jamie no quería ir a la escuela.
"Me enojo mucho, mucho y rompo cosas", cuenta el pequeño.
Su madre, Kate (no usaremos su apellido), dice que durante los episodios violentos destruye la casa y ha tratado de atacarla con cuchillos.
Encuentra traumáticas y difíciles de explicar las imágenes del video.
"Parte de mí no puede creer que sea mi hijo, porque pasamos momentos muy buenos", dice.
"Mi principal preocupación es que él es un riesgo para sí mismo cuando se pone así. No tiene control en absoluto".
Algunas autoridades locales no reconocen clínicamente al PDA, lo que significa que niños como Jamie a menudo no reciben el apoyo que reciben otras personas con autismo.
Más ayuda
Jamie, quien también tiene un trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), tenía solo tres años cuando comenzó a volverse violento y seis cuando se le diagnosticó PDA.
El largo tiempo que tardó en ser diagnosticado hizo que Kate, que ahora es madre soltera, gastara cerca de US$13.000 en una consulta privada.