"Todos los caminos conducen a Roma".
Lo que llegó a la actualidad como una expresión popular, durante el esplendor del Imperio romano tenía un sentido casi literal.
Los historiadores calculan que hacia el año 117 de nuestra era, cuando los romanos llegaron a su punto máximo de expansión geográfica, la intrincada red de calzadas que habían construido rondaba los 80.000 kilómetros.
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Eso equivale a darle dos veces la vuelta a la Tierra.