Un hombre de 62 años vende maní bajo un enorme cartel que muestra a los hermanos Castro vestidos con uniforme militar. Raúl, mucho más joven de los 86 años que tiene hoy, tiene la boca abierta y parece gritar alguna consigna.
Fidel, que antes de su muerte declaró que no quería ningún homenaje iconográfico hacia su persona y al que poco caso le han hecho en Cuba, se ve serio y mira a algún punto con el brazo extendido.
"Son los que han dirigido Cuba", dice el manisero.
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"Ellos ya hicieron lo que iban a hacer, no estará ninguno ya. Ahora es cuando es. Cuando esto se va a poner bueno de verdad".
Por primera desde que la Revolución triunfó en 1959, el país va a estar dirigido por alguien que no se apellida Castro.