Cuando se anunció en Argentina el jueves 16 de noviembre que el submarino argentino ARA San Juan estaba desaparecido desde el día anterior, la Armada de ese país se mostró calma y confiada de que se trataba de un simple problema de comunicación.
Una semana más tarde el ánimo cambió drásticamente. La Armada admite que ya se entró en una "fase crítica": si no encuentran el submarino en las próximas horas los 44 tripulantes a bordo podrían quedarse sin oxígeno.
Esta posibilidad genera una angustia generalizada pero nadie lo sufre más que los familiares de "los 44", como ya los llaman algunos medios locales.
Se trata de familias, muchas del interior del país, sencillas, de clase media o media baja, que no están acostumbradas a vivir situaciones críticas.
"Mi hijo egresó como oficial en 2004 y lleva 6, 7 años trabajando en submarinos pero nunca estuvo incomunicado ni pasamos por algo así", le contó a BBC Mundo Jorge Villareal, padre de Fernando, el jefe de operaciones del ARA San Juan.