Jennifer Brea se quedó postrada en una cama hace cinco años sin poder moverse por culpa de la encefalomielitis miálgica, el síndrome de la fatiga crónica.
Acudió al doctor, pero le dijeron que el problema estaba en su cabeza. Acabó filmando una película para probar que su enfermedad era real.
Esta mujer estadounidense llevaba una vida normal hasta que poco después de casarse, ella y su pareja contrajeron un virus del que nunca llegó a recuperarse del todo.
A partir de entonces, empezó a experimentar síntomas extraños.
Cada vez que se constipaba tenía mareos y tardaba días en recuperarse. Sufría insomnio y pérdida de memoria. Las sensaciones eran peores después de realizar ejercicio.
"Hacía mi habitual paseo en bici de 9 kilómetros de ida y 9 kilómetros de vuelta, pero al regresar no podía más y tenía que agarrar un taxi".
Ahora sabe que estos eran los indicios leves de la encefalomielitis miálgica.
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Brea fue al doctor y se realizó pruebas, pero todos los resultados salían negativos. No había nada que mostrase que algo andaba mal.
"Llegaron a decirme que no estaba realmente enferma, que quizá estaba deprimida y que todo estaba en mi cabeza".
Le diagnosticaron un trastorno de conversión, una enfermedad mental conocida comúnmente como histeria que se manifiesta de forma física.
Le dijeron que todo se debía a un trauma que tuvo en su infancia. Pero los síntomas empeoraban. Sin ninguna explicación, perdía toda la fuerza de los músculos, era incapaz de mover el cuerpo y las palabras no le salían de la boca.
Convencida de que el problema no estaba en su cabeza, Brea comenzó a grabar con su celular lo que le estaba pasando.
Fue cuando enseñó a los médicos los diferentes videos que la mandaron a hacerse más pruebas.
Finalmente le dieron un diagnóstico: tenía encefalomielitis miálgica.
¿Qué es?
También llamado síndrome de la fatiga crónica, la encefalomielitis miálgica afecta a 17 millones de personas en el mundo y la caracteriza una profunda fatiga que inhabilita a las personas que a hacer actividades corrientes.
Algunos de sus síntomas incluyen la pérdida de fuerza muscular, dolor agudo, problemas para dormir y pérdida de la función cognitiva provocando pérdida de memorias y dificultad para concentrarse.
Las mujeres son cuatro veces más propensas a sufrirla que los hombres.
"La prisión perfecta"
Brea estuvo durante casi dos años postrada en la cama sin salir más de diez minutos al día. Describe su condición en aquel entonces como la "prisión perfecta".
"No importa el tipo de persona que hayas sido antes, te despoja de tu habilidad para ser parte de este mundo".
Brea recuerda cómo todos estos pensamientos le hicieron reflexionar si alguna vez llegaría a ser madre: "Si eres contable, de repente no puedes sumar ni restar. Si eres madre, no puedes criar a tus hijos como te gustaría. Si eres atleta o una profesora, tu profesión se vuelve imposible".
Pero la enfermedad no solo le afectó a ella, también a su marido Omar Wasow. "La persona de la que me enamoré se estaba desvaneciendo delante de mis ojos", recuerda.
A Brea esto le causaba una culpa enorme pero su pareja aprendió a verle el lado positivo: "Lo que obtengo de esta relación es su compañía. Su mente es tan brillante e interesante como antes".
La película
Después de meses postrada en la cama, Brea comprobó que, a pesar de que su enfermedad era bastante conocida, había muy pocas investigaciones sobre el tema y no conocía a nadie que estuviera pasando por lo mismo.
Esta es una de las características de este síndrome: es muy aislante. Deja a la gente encadenada a la cama sin apenas tener contacto con el mundo exterior.