Es normal que los padres se preocupen por los daños que pueden provocar los videojuegos en sus hijos, ya sea afectando a su salud mental o al estado físico. No obstante, un extenso estudio publicado el pasado lunes en JAMA Network Open sostuvo que existen beneficios cognitivos asociados a este pasatiempo.
Los investigadores analizaron los resultados de pruebas cognitivas e imágenes cerebrales de unos 2.000 niños de 8 a 9 años separados en dos grupos: los que que nunca jugaban videojuegos y los que jugaban tres o más horas al día.
Cada grupo fue evaluado en dos tareas: La primera se trataba de ver flechas apuntando a la derecha o a la izquierda y que los niños presionaran la dirección de cada flecha tan rápido como pudieran. También, se les pidió no presionar nada si veían una señal “stop”, para medir qué tan bien podían controlar sus impulsos. Por otro lado, en la segunda tarea se les mostraban caras de personas y luego se les preguntó si una imagen mostrada posteriormente coincidía o no, para probar su memoria de trabajo.
A raíz del uso de métodos estadísticos para controlar las variables que podrían sesgar los resultados –como los ingresos de los padres, el coeficiente intelectual y síntomas de la salud mental– el equipo encontró que los ‘gamers’ mostraron un mejor desempeño en ambas tareas.